Aunque existen varios contaminantes sospechosos del olor que se tuvo en el Área Metropolitana la noche del lunes, para Santos Sáenz Delgado, profesor investigador de la Universidad de Monterrey (UDEM), el hecho de que muchos coincidieran en que olía como orina ubica al amoniaco como el más probable; reportó MILENIO.
A decir del especialista, para que el olor fuera ubicado en un espacio tan grande es reflejo de una alta concentración del contaminante.
“Sí es de preocupación, porque el hecho de que como sociedad hayamos detectado ese olor sobre todo en una presencia tan amplia en la ciudad y tan fuerte el olor quiere decir que las concentraciones son muy altas».
“Para que una concentración sea tan alta en un área tan grande quiere decir que la cantidad del contaminante original que se emitió fue grandísimo, aquí lo que falta todavía averiguar es exactamente qué fue, porque no hay una certeza»
“Mucha gente coincidió que olía como orina, y normalmente cuando es ese olor, es amoniaco, normalmente el olor a orina es del amoniaco, entonces valdría la pena revisar qué fuentes pueden tener amoniaco”, comentó.
De acuerdo con el investigador, el efecto en la salud de los principales sospechosos es la irritación y las náuseas.
Pero en una concentración mayor, además de afectar en la calidad de vida puede provocar hasta fallecimientos.
“Si hablamos de los principales sospechosos que son dióxido de azufre, dióxido de nitrógeno, metano, yo incluso sospecho del amoniaco, tienen efectos distintos, pero la mayoría lo que hacen es irritar y generar náuseas.
“Ya en concentraciones muy elevadas pueden provocar mareos y desmayos, y en concentraciones altísimas fallecimientos”, explicó.
En el caso de la refinería, agregó, los más comunes son el dióxido de azufre, de nitrógeno, metano y monóxido de carbono. Además de compuestos como el benceno, tolueno, etileno y xileno, que son cancerígenos en una exposición prolongada.
“Si vemos los contaminantes comunes que arroja una refinería, que es dióxido de nitrógeno, dióxido de azufre, metano, monóxido de carbono y otra serie de compuestos como el benceno, tolueno, etileno y xileno, todos estos últimos, sobre todo, se ha encontrado que son cancerígenos.
“Aquí el problema es la exposición prolongada, tal vez a veces no lo detectamos con la nariz, pero a largo plazo nuestro cuerpo sí lo va resintiendo”, señaló.
Imagen portada: Israel Santacruz | MILENIO