Por Obed Campos
La (malísima) película operística, por aquello de las tragedias y tragicomedias, que significa para la vida política de Nuevo León la sucia sucesión que se dio en el Sindicato Único de Servidores Públicos del Estado (SUSPE), en el cual los hermanitos Cavazos Balderas (Ricardo y Juan Manuel) se quedaron, a la mala, con la herencia que no les dejó su papá, el extinto líder Juan Manuel Cavazos Uribe, como el conejito de las pilas, sigue y sigue y sigue…
Esta semana que pasó, se supo que María Hernández Alvarado, quien tuvo el valor de enfrentárseles a los Cavazos y su mafia, anunció su retiro al cargo de la Secretaría de Derechos Laborales, puesto que ha ocupado desde febrero de 1997 a la fecha.
La dama no lo expuso, pero es un secreto a voces: las presiones contra Hernández Alvarado y toda su planilla están a la orden del día, porque los hermanitos Cavazos Balderas no toleran competencia… ni crítica.
Y para esto usan a su compadre, Gilberto Alvarado Moya, a quien impusieron como presidente de la Comisión de Honor y Justicia del SUSPE, instancia a donde van a parar las quejas de los sindicalizados cuando sufren injusticias, como el acoso laboral…
Nada más que, me dicen, la Iglesia está en manos de Lutero, porque si alguien acosa a los empleados, y más si los identifican con María Hernández, es precisamente Alvarado Moya.
Encima, el interfecto cobra en la Dirección de Gobierno de la Sub secretaría de asuntos políticos de la Secretaría de Gobierno el pingue sueldo de 69 mil 468 pesos mensuales… por supuesto, sin pisar la oficina ni un minuto al mes.
Y no hay esperanza de que las cosas mejoren entre los empleados de gobierno. No, mientras los hermanitos Cavazos sigan a cargo.
¿CABALLO DE TROYA?
Nadie a nivel nacional pone en duda el colmillo tan retorcido que tiene Dante Delgado Rannauro, dueño del Partido Movimiento Ciudadano, o Movimiento Naranja, quien tiene en su haber un largo camino recorrido en estas sendas de la política mexicana.
Por eso es que a muchos llamó la atención que Dante presidiera el anuncio de que Alfonso Robledo Leal, quien tuvo 2 diputaciones locales, 2 diputaciones federales, y fue 2 veces candidato a la alcaldía del municipio de Guadalupe, Nuevo León, en solamente 18 años de militancia panista, como si fuera tan buen político, de la noche a la mañana cambiara de chaqueta.
Los que saben ven que, una de dos: O ya están haciendo arreglos el PAN y Movimiento Ciudadano para buscar quedarse con Guadalupe, a través de los poderosos Mauro Guerra y Raúl Gracia, quienes en la vida real son parientes cercanos a Robledo.
O Poncho logró picarle los ojos a todo el mundo, Dante incluido, y se convirtió en lo que en la guerra fría, en el mundo del espionaje llamaban “topo”.
Acá se llaman traidores a secas.