Por José Jaime Ruiz
Andar de vacaciones es dejar vacante –aunque no oficial pero sí prácticamente– el oficio al que uno se dedica: las vacaciones no dan, quitan; lo bacante (más acá del género) no suple lo vacante. La utopía de las vacaciones (ausentarse de la profesión) se confronta a la distopía del aquí y ahora, como en la película Everything Everywhere All at Once o, para afirmar nuestra cultura barroca: en política, como en casi toda actividad humana, los vacíos se llenan.
La perorata anterior sólo me lleva a confirmar lo evidente, es decir, si el gobernador de Nuevo León, Samuel Alejandro García Sepúlveda, se pone listo, puede exhibir el abuso de los legisladores quienes hace semanas abandonaron su trabajo en un paro o huelga inadmisible y ahora se toman unas inmerecidas vacaciones. Desde el legislativo el PRIAN intenta suplir las funciones del ejecutivo en Nuevo León pero, con ese historial de dinamitar la vida pública y su flojera, cada vez pierden más credibilidad entre sus votantes.
El PRIAN leyó bien al Bronco, a Jaime Rodríguez Calderón, aún no entienden a García Sepúlveda. No es lo mismo mangonear a sendos partidos que manipular al ejecutivo y, de paso, a la sociedad. Si los diputados creen que el desgaste de Samuel Alejandro en materias de contaminación, movilidad, seguridad, crisis hídrica, los legitima, pues se equivocan. Los errores del gabinete del gobernador, sobre todo de Juan Ignacio Barragán y de Hernán Villarreal, no son los aciertos de los diputados locales.
Las próximas elecciones de Nuevo León tendrán como escenario el trasvase político y, lo principal, quién se queda con el Congreso. La política de exclusión de Zeferino Salgado, Raúl Gracia, Víctor Pérez, Francisco Cienfuegos y Adrián de la Garza tiene, para escribir nada más dos nombres relevantes, una disidencia del prianato en Clara Luz Flores (Morena) y Jesús Nava (Movimiento Ciudadano). MC, ahora, intenta una política de inclusión.
Si el PRIAN pierde las curules del próximo Congreso, pierde su capacidad de cogobernar o, al menos, negociar. Por eso en estos días Samuel Alejandro enfatizará, si es que quiere aprovechar ausencias, una política de contraste. Lo que viene no sólo es la judicialización de la política sino la “electoralización” política. En este momento el PRIAN se encuentra estático, inmóvil, vacacional. Movimiento Ciudadano, por su parte, no salió de vacaciones sino de cacería, de pesca y quien no entienda lo anterior que le pregunte a Poncho Robledo, quien no disputará la alcaldía de Guadalupe sino una diputación local.
Reírse en vacaciones, olvidar el changarro, se sabe, es parte de la picardía mexicana, no de la política.
