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NL: ni damas ni consortes, activos políticos

Por José Jaime Ruiz

@ruizjosejaime

@lostubosmty

Benedetta Craveri, al inicio de su libro Amantes y reinas. El poder de las mujeres, describe el rol histórico y patriarcal al que fueron (y son aún) sometidas las mujeres: “En 1586, el célebre jurista francés Jean Bodin no vacilaba en confinar a las mujeres a los márgenes de la vida civil, sosteniendo que ‘era preciso mantenerlas alejadas de todas las magistraturas, los lugares de mando, los juicios, las asambleas públicas y los consejos, para que se ocupen solamente de sus faenas mujeriles y domésticas’. Agarrándose a una doble herencia  cultural –la grecorromana y la judeocristiana–, el gran teórico de la soberanía del Estado absoluto moderno confirmaba una convicción tan antigua como la sociedad occidental. En toda Europa, en consideración a la debilidad intelectual, moral y psíquica inherente a su naturaleza, se excluía a las mujeres del poder; sólo los hombres eran ciudadanos de pleno derecho, sólo a los hombres les estaba permitido reinar” (FCE, Ediciones Siruela, 2005, p. 13).

Trato punitivo, maltrato, condena. Durante siglos se mantuvo esta tendencia patriarcal, hasta el siglo XX donde las sufragistas triunfaron internacionalmente y la revolución femenina se impuso, se sigue imponiendo. En México el destino de la “consorte” o de la “primera dama” fue dinamitado por Beatriz Gutiérrez Müller, esposa del presidente Andrés Manuel López Obrador. Lenta, pero inexorablemente, las mujeres que acompañan las tareas políticas de sus esposos y compañeros se liberan de las ataduras patriarcales: el triunfo del gobernador Samuel García no se entiende sin la participación de Mariana Rodríguez.

Y en los próximos comicios las mujeres engrosarán las candidaturas de los diversos partidos políticos acreditados en Nuevo León. Mariana tiene la opción nacional del Senado o la opción local del municipio de San Pedro, según trasciende. Pero hay otras mujeres que a través de su trabajo, que más allá de sus labores en el los diversos DIF, pueden optar por candidaturas. A saber: las esposas de Luis Donaldo Colosio (Monterrey), David de la Peña (Santiago), Raúl Cantú (Salinas Victoria) y Jesús Nava (Santa Catarina).

“Casi cinco siglos han pasado desde que la primera virreina puso pie en tierras americanas, casi dos de que las esposas de los gobernantes del siglo XIX soportaron con paciencia las aventuras de sus maridos en la política mientras se mantenían en la penumbra del hogar, casi uno en que empezaron a tener actividad pública como acompañantes de sus cónyuges y como dispensadoras de beneficencia, unos cuantos años de que participaran activamente en la presidencia de sus maridos (La suerte de la consorte. Sara Sefchovich. Editorial Océano, p. 931)

Las cosas cambian, ser la esposa del poderoso fue un pesado yugo, cierto, pero eso se está transformando.  Lo principal ya no es la atención del hogar, el rol de madre, la atención a los hijos. En el siglo XXI su rol es y será otro, la participación política en igualdad. Y quien no entienda lo anterior, no entenderá el 2024.

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// José Jaime Ruiz

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Autor: stafflostubos
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