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Por Francisco Tijerina Elguezabal

“El mundo moderno está lleno de hombres que sostienen dogmas
con tanta firmeza, que ni siquiera se dan cuenta de que son dogmas”
Gilbert Keith Chesterton

En una era en la que los influencers, el tik-tok, instagram, twitter y Facebook dominan la mercadotecnia y estrategia política, cualquiera pensaría que sería natural que la dinámica y forma de participar en los debates entre candidatos debería haber cambiado, pero no es así.

Por lo menos no lo fue en el de ayer en Coahuila en donde no hubo diferencia alguna en forma y fondo con los encuentros de antaño, en donde los aspirantes se limitaron, de entrada, a hacer trizas al puntero, pero al final terminaron dándose hasta la cubeta entre ellos mismos y dejando solo a quien lidera las preferencias.

Coahuila, tan moderno, tan próspero, tierra de mis ancestros, tiene políticos de rancho y debates con sabor rancio.

Sin estrategia y menos propuestas, los candidatos se limitaron a tirarse puyas, lanzar acusaciones, llevar acarreados y embadurnarse de crema cuando hablaban de “sus propuestas” que no eran más que obviedades.

El más estructurado fue Manolo Jiménez, candidato de la alianza PRI-PAN-PRD que va arriba en las encuestas y cuya participación no requería más que seguir “el librito”, respondiendo a los ataques totalmente previsibles y centrándose en una actitud proactiva. Sin embargo al ex alcalde de Saltillo le hizo falta preparación para ser contundente y borrar a sus oponentes, se vio bien, pero bien a secas.

Armando Guadiana, de Morena, se vio improvisado y sin objetivos fijos, totalmente coyuntural, con frases hechas y sin capacidad para responder a los cuestionamientos difíciles; tuvo algunos apoyos visuales que deasprovechó y su participación difícilmente le generará más adeptos.

Ricardo Mejía Berdeja y Evaristo Lenin Pérez resultaron incapaces de centrar su participación y acabaron atomizando sus misiles al disparar sin ton ni son hacia sus adversarios; ellos no ganan, pierden en el debate.

Después de 60 años cuando Kennedy y Nixon realizaron el primer debate televisivo, las formas, estilos y estrategias deberían de cambiar, sobre todo con la dinámica de la nueva comunicación, pero los candidatos y los partidos en México siguen empecinados en hacer las cosas exactamente igual.

Mención aparte merece la moderadora, Sandra Romandía, a quien el afán protagónico le ganó y se puso a tirar misiles al candidato del PRI-PAN-PRD en una de las preguntas argumentando que era periodista de investigación. Pobre de Javier Solórzano, que la acompañaba en el cometido, que hasta pena ajena sintió de su compañera.

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Francisco Tijerina Elguezabal

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Autor: lostubos
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