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Por Félix Cortés Camarillo

Nosotros no necesitamos una agencia de noticias;
Tenemos la mañanera.
López Obrador

Tres años tardó el presidente López en ordenar la desaparición de NOTITMEX, la Agencia de Noticias del Estado Mexicano, que tal es su nombre oficial. Los tres años que llevan en huelga unos doscientos trabajadores y veinte corresponsales extranjeros inconformes por el mal trato de la directora Sanjuana Martínez y los sordos oídos de todas las instancias gubernamentales para sus quejas sobre las condiciones de trabajo y mal trato a que estuvieron sometidos desde el inicio de la presente administración.

Para muchos es muy comprensible la decisión de Lopitos. Se trata de una más de las manifestaciones de su manera de hacer política, egocéntrica, implacable, de mano dura ante cualquier disidencia. Su respaldo a Sanjuana llegó al extremo de preferir cerrar la agencia que destituir a quien sólo le había entregado, lo que él más valora: la ciega lealtad ovina.

No es el caso.

Es peor.

Los estados con mayores deficiencias en el ejercicio de la democracia han considerado naturalmente indispensable la existencia de un sistema informativo del gobierno. Así surgió Shinhua, de China, la TASS de la Unión Soviética, la EFE de la España franquista, Prensa Latina de Cuba, DPA de la Alemania comunista y otras semejantes. Su función ha sido tradicionalmente la de vocero de los actos y posturas gubernamentales: aparatos de la propaganda oficial.

Así surgió NOTIMEX.

En el agitado clima político del agosto de 1968 y ante la proximidad de los Juegos de la XIX Olimpiada, el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz armó rápidamente su agencia informativa con ese papel. Su autoridad quedó en manos de una Junta de Gobierno integrada por las secretarías de Educación, Gobernación, Hacienda, Relaciones Exteriores, IFE, trabajadores sindicalizados y dos Consejeros Consultivos. Su director es nombrado por el presidente y ratificado por el Senado. Su primer director fue Enrique Herrera, seguido de Horacio Estavillo y Héctor Ezeta, cuyos vínculos con la Secretaría de Gobernación nunca fueron ocultos.

Pero no fue siempre así; por su dirección pasaron periodistas como Raymundo Riva Palacio, Pablo Hiriart o Miguel López Azuara, de diferente cepa política. De esta suerte, al cabo de más de medio siglo la agencia fue tomando importancia no como vocero del presidente sino como un organismo proveedor de noticias nacionales e internacionales a los medios mexicanos de menores recursos y de noticias de México hacia el exterior con una visión distinta a la de los corresponsales extranjeros.

Eso es lo que el presidente López ha decidido exterminar.

Es lógico, y el presidente López lo dijo el fin de semana: NOSOTROS -eso quiere decir mayestáticamente él- no necesitamos una agencia de noticias; ya tenemos la mañanera. En esa frase se resume el concepto que de la información tiene el presidente: informar es solamente difundir los aspectos positivos del ejercicio presidencial, rechazar toda crítica y descalificar a los que no están de acuerdo.

Ese concepto llevado a la práctica gubernamental, es mucho peor que defender contra viento y marea a una directora intolerante y enviarla luego como premio a la embajada que la Cancillería le vacíe rauda y veloz.

Malos tiempos para el lema de Notimex: Verdad, Libertad, Derecho a la Información.

PARA LA MAÑANERA, (porque no me dejan entrar sin tapabocas): El pequeño gobernador del estado de Nuevo León anda prometiendo el oro y el moro a todo mundo, especialmente a Elon Musk y a los neoloneses que le quieran oír: tendremos agua para los próximos cincuenta años y seremos el Austin al sur de la frontera, el sustituto de Silicon Valley. Decía mi abuela que más pronto cae un hablador que un cojo. Y si no, al baile vamos.

‎felixcortescama@gmail.com

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Vía / Autor:

// Félix Cortés Camarillo

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Autor: lostubos
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