Por Francisco Tijerina Elguezabal
Viejo dicho de rancho aquel que reza: “Nunca pongas todos los huevos en una sola canasta”.
Y es que, es obvio, si la canasta se cae, por cualquier circunstancia o la encuentra un ladrón, pues se rompen o te los roban todos y entonces, ¿con qué te quedas?
Desde que surgió la posibilidad de que una planta de Tesla se instalara en Nuevo León, diese la impresión de que todo el accionar del gobierno estatal se ha orientado en servir, apoyar o facilitar las operaciones de la empresa extranjera, olvidándose de otros proyectos y prioridades.
Así, se apuró el inicio de la Línea 4 del Metro con rumbo a donde estará Tesla; se dijo que hay suficiente agua tratada para que la megaplanta pueda operar; se dio a conocer que nuestras universidades modificarán sus planes de estudio para dotar de trabajadores y empleados a la empresa de Elon Musk, que construirán un aeropuerto en Colombia, Nuevo León, para personas y carga y muchas cosas por el estilo.
Tesla, Tesla, Tesla como en las viejas funciones de cine: matiné, moda, tarde y noche. Tesla por aquí, Tesla por acá.
Lejos de beneficiar a la imagen del gobierno y la de la propia empresa, la reiteración cotidiana del gobierno del nombre de la constructora de coches puede convertirse en un enorme riesgo para el gobierno de Samuel García.
Porque empezando por su dueño, Elon Musk es un personaje extremadamente público que tiene inversiones de alto riesgo que están a la vista de todos y que son sujetas al escrutinio de las masas en el mundo, no sólo en Nuevo León, por lo que una decisión corporativa en sus negocios no tiene necesariamente que ser bien vista aquí y eso puede generar críticas.
Sí, Tesla es importante y generará empleos, pero también implicará inversiones públicas en materia de infraestructura y servicios, mismos que hoy son demandados en otras áreas de la zona metropolitana y el estado y los reclamos no se dejarán de escuchar.
Sería prudente el dejar descansar la marca porque falta aún muchísimo tiempo para que los frutos de esta inversión extranjera comiencen a verse en Nuevo León, y resultará imposible sostener el ritmo cantando la misma canción.