Noticias en Monterrey

Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

Por Félix Cortés Camarillo

Si es para vivir tan poco
¿para qué sirve saber tanto?
Juana de Asbaje
Finjamos que soy feliz

Escribo esto el domingo, que me dicen es día del libro.

Hace muchísimos años, cuando adolescente, comencé a aprender a leer, proceso que nunca termina, era para mí un deleite ir a las librerías de viejo y de nuevo por varias razones. La primera era el aroma a papel y tinta que nunca nadie podrá describir con precisión. La segunda era el sueño siempre renovado del libro que un día voy a escribir. La tercera y tal vez más importante, el grato encuentro con los libreros, siempre viejos y siempre dispuestos no solamente a encontrar el libro que buscabas sino sugerirte un libro que tenías que leer.

En ese inigualable papel tuve la fortuna de gozar de la opinión y guía de don Alfredo Gracia Vicente en su librería Cosmos de las calles de Padre Mier en el centro de Monterrey. El señor Gracia era hijo de un pobre campesino de Teruel, en España, que tuvo que ser pastor de cabras en su infancia, pero pudo avanzar con esfuerzo a la educación y a la militancia republicana. Durante la Guerra Civil alfabetizaba milicianos.

Exilado al triunfo de Franco, don Alfredo pasó un rato en Tampico, pero acabó en Monterrey y su librería, que convirtió pronto en un cenáculo de la intelectualidá regiomontana de los 50s y los 60s. Ahí don Alfredo me descubrió -entre muchas otras lecturas- los versos de Angela Figuera Aymerich y los de Pedro Garfias, que a veces pasaba por la librería camino al bar 1900 del Hotel Ancira.

Hoy, cuando acompaño a mi hija menor a buscar un libro, lo hago con una suma de sentimientos ingratos. Primero, me doy cuenta de la inmensa cantidad de libros publicados que me encantaría leer, pero que no podría hacerlo así viviera los supuestos años de Matusalén y leyera 24 horas al día. Segundo, que cada vez que entro a una Ghandi me brota la exigencia mía del libro que me prometí escribirme y que me sigo debiendo. Tercero, porque en lugar del señor Gracia hay unos atentos jóvenes que cuando les pido El Proceso, de Kafka, tienen que ir a la computadora para saber quién es ese wey.

Ya no es lo mismo, y me parece que fue Pérez-Reverte el que más recientemente pronosticó la desaparición de los libros, así como de los periódicos, revistas y toda la herencia de Gutenberg. Parece que ya nadie quiere mancharse los dedos con un diario recién salido de rotativa o aspirar el húmedo e indescriptible aroma de un libro nuevo.

Sigo convencido de que los que piensan así se equivocan. Como se equivocaron los que dijeron en su momento que con el surgimiento de la radio se acababa la prensa, que con la televisión morían en triunvirato el teatro, el cine y la radio. 

Y así subsecuentemente.

El afán del saber, que desdeña Sor Juana en mi epígrafe, se apodera de todos los jóvenes que fui y sigo siendo. 

Seguiremos buscando un libro. Eventualmente lo vamos a leer.

PARA LA MAÑANERA (Porque no me dejan entrar sin tapabocas): Señor presidente López: usted no tiene por qué creerme, pero me dice el chisme que la empresa Boeing tiene lista una demanda en su contra por haber difundido el viernes pasado información falsa. Usted dijo -yo lo oí- que el TP01 «José Ma. Morelos y Pavón» se tuvo que malbaratar porque tenía una «falla de origen». De 2009 a 2019 la empresa Boeing había vendido 889 aviones Boeing 787 llamado Dreamliner. Sin queja alguna. A esa familia pertenece el que es hoy avión del Porfirio Díaz de Tadyikistán, Emmomali Sharipovich Rahmon, quien desde 1992 ha ganado cinco elecciones presidenciales por avasalladora mayoría. 

Dice la Boeing que eso le vale gorro pero que lo de la «falla de origen» que usted mencionó, usted lo tendrá que probar.

‎felixcortescama@gmail.com

Fuente:

Vía / Autor:

// Félix Cortés Camarillo

Etiquetas:

Compartir:

Autor: stafflostubos
Ver Más