Por Obed Campos
En asuntos de “moches” o vómitos negros, como también se le llama a la “cuota” que algunos funcionarios públicos les imponen a los proveedores de bienes o servicios, el jefe de prensa de Juárez, Nuevo León, Clemente Almaraz Montemayor les dice a todos los aprendices a pillos “quítense que ahí les voy”.
Y que si antes Clemente se había ganado el mote de el “Fifty-Fifty Almaraz”, por aquello de que le encantaba tazar en un 50 por ciento la “cuota de devolución”, como así le llama al “pellizco” al que obligaba a sus proveedores, quienes si quieren jalar han de devolver a él hasta la mitad de la factura, hoy Almaraz Montemayor ya se ganó otros apodos.
En los corrillos de los medios lo llaman también “Clemente Gillette” o “El Rastrillo Veloz”… Y para cobrar el moche “Clemente es inclemente”.
Me cuentan que la lista de proveedores que juegan a la ronda de los moches cada mes es larga y más bien abultada.
¿Quiere usted que su factura se la paguen sin dilación el mes que viene? Arréglese con Clemente.
¿No quiere pagar el moche? Pues resígnese a que su factura duerma el injusto sueño de la burocracia.
Clemente cita a los proveedores en restaurantes o bares, generalmente en Monterrey, con el objeto de “hacer bien las cuentas” y aunque los pagos se realizan mediante transferencia bancaria o cheque por parte del municipio a los “proveedores de publicidad”, Almaraz exige que la devolución sea en efectivo.
“Que no quede huella, que no, que no”, Clemente tararea la vieja cumbia de Bronco mientras hace las sumas y restas.
Y las reuniones las tiene a plena luz del día en mesas redondas de más de 10 sillas con sus “paganos”, como él les llama.
Ha sido un tiempo muy “próspero” para Clemente, quien no había agarrado una chamba con tan buenos dividendos, al menos desde el 2009, cuando ocupó el mismo cargo en Guadalupe.
Tan bien la ha ido, que ya se anda vendiendo con los aspirantes a alcaldes, diputados locales, federales o senadores para repetir la dosis.
Advertidos están.
