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Por Francisco Tijerina Elguezabal

“Las instituciones pasan por tres períodos: el del servicio, el de los privilegios y el del abuso”
René de Chateaubriand

Ahí andan todos preocupados por las corcholatas, el Frente Amplio, por el agua, la seguridad, la movilidad, cuando tenemos temas verdaderamente importantes que atender.

El reparto a domicilio de Coca-Cola fue, por lo menos hasta hace unos meses en Monterrey, un dechado de excelencia y calidad en el servicio y atención a sus clientes; con una eficacia sensacional y una logística que parecía medida con cronómetro suizo, cada semana llegaba el repartidor puntual a la cita y sin necesidad de hacerle un pedido ya tenía lista la necesaria reposición y hasta el vuelto del pago.

Los recuerdo desde niño y a donde quiera que he ido con el paso de los años la calidad ha sido la misma, precisión y cuidado en los detalles.

Pues bien, desde hace algunos meses algún yuppie listo fue a moverle a lo que no estaba descompuesto y le dio en la madre al sistema; ahora, cuando llegan el día que te corresponde, llegan tarde e invariablemente sin los productos que requieres, por lo que te ofrecen la posibilidad de “tal vez”, subrayo el “tal vez”, volver mañana y a veces lo cumplen, pero muchas otras no.

Por norma desde siempre a casa han pasado antes del mediodía y ayer lo hicieron pasadas  las 4:00 de la tarde; cada semana, también, se hace un pedido similar, pero ahora cuando no les falta un tipo de Coca, no traen aguas minerales o agua de garrafón, en pocas pero muy precisas palabras: se han vuelto un desmadre.

Y a los sufridos clientes no nos queda de otra que apechugar y tragarnos el berrinche, porque como la armes de tos ya no llegan a entregarte y entonces sí, tendrás que ir solito a la tienda a surtir.

Es una pena que un servicio tan bueno se haya echado a perder. Cosas de la modernidad.

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// Francisco Tijerina Elguezabal

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Autor: lostubos
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