Por Andrés Páez
Soy un convencido del proceso de democratización que acontece en nuestro país. La llamada transición democrática está ocurriendo, pero desde el 2018 y no desde el 2000, cuando simularon una “transición” a través de Vicente Fox, hombre que no hizo más que meter acelerador al sistema económico neoliberal.
Creo que no es una simple apreciación personal o de criterio. Lo más interesante es que, a tan solo 5 años del inicio del cambio de régimen democrático que acontece en México, el nivel de personas que cree que en la democracia como el mejor sistema de gobierno creció de 57% a 71% de acuerdo con la más reciente encuesta de El Financiero. Una cifra inédita e impresionante.
Y es que la oposición se ha dedicado a vilipendiar los logros y ejercicios que han logrado aumentar este indicativo. Tanto aquellos que fomentan la participación del pueblo, como las consultas populares, así como aquellos que generan una sociedad más justa e igualitaria, como pensiones, becas y transferencias directas universales que, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares del INEGI, están logrando una reducción sin comparación de la pobreza y un incremento del ingreso del 10% más pobre de la población. Menospreciando estos logros, y sin darse cuenta, la oposición rema a contracorriente sin parar.
Y qué bueno. Qué alegría que el proyecto por el que votamos y en el que militamos esté cumpliendo al pie de la letra que, por el bien de todos, primero deben ir los pobres. México, es todavía, un país insultantemente desigual, en el que el piso es muy disparejo y la movilidad social es prácticamente inexistente.
México no quiere escuchar cuentos chinos donde Xóchitl Gálvez se hizo millonaria tan solo vendiendo gelatinas y no con negocios al amparo del poder e influyentismo. El pueblo hoy demanda que el proceso de la Cuarta Transformación siga su curso y se profundice. Por eso se han elevado los niveles de confianza en la democracia y por eso México vive un proceso de politización sin precedentes.
Terminar con la pobreza, Tren Maya, aeropuertos, Tren Interoceánico, aumento en los programas sociales, rescate de la soberanía energética, inflación controlada, derecho al ocio, seguridad social para personas trabajadoras del hogar, crecimiento económico y súper peso. Todos ellos son logros que explican la encuesta de El Financiero y la creciente creencia de que la democracia es el camino a seguir.
Sin embargo, la oposición vive en una realidad alterada, en la que su idea de democracia se limita, única y exclusivamente, a los arreglos que el poder político hizo con el poder económico durante tantos años. Viven en una realidad alterada, pues les parece más democrático que el dinero se use sobornando legisladores para pasar la reforma energética que en pensiones para nuestros adultos mayores y becas para los estudiantes. Afortunadamente no pasarán. México despertó y está decidido a seguir por la senda de la democracia popular, no cupular.
