Por José Jaime Ruiz
Aplaudir a una puesta en escena asumida por sí misma como farsa, es ridículo, pero sucede. Aplaudir y comentar positivamente el engaño, pasa del ridículo, es grotesco. Engañar sobre los resultados de la farsa cambia la comicidad por lo dramático, lo trágico. Jarry, Pirandello, Beckett, Darío Fo… dramaturgos cuasi taumaturgos, no lograrían mejor telón final para el proceso de ungimiento de Xóchitl Gálvez.
Esdrújulos los comentaristas de la derecha: patéticos, impúdicos. Saciados de mendrugos, la mentira, el engaño, la farsa los recorre. Quien carece de argumentos y de evidencias se inventa especulaciones. Asomaron su rescoldo crítico (no se puede justificar el dedazo, la cargada y el desprecio al voto ciudadano en una consulta), y sus patrones los callaron, les echaron maíz para torcer la realidad más real, es decir, que el ungimiento de Xóchitl Gálvez nada tiene que ver con una democracia participativa sino con una oligarquía activa.
Calzones abajo, así Raymundo Riva Palacio: “Pero sobre todo fracasó la maquinaria de Morena que estaba trabajando para intervenir en la consulta del Frente, prevista para el domingo, que pretendía darle una fuerte votación a Paredes para provocar una crisis en la oposición y deslegitimar a Gálvez, que en todas las encuestas públicas aventajaba a la priista. También se frustró otro tipo de operación que se puso en marcha en algunas zonas del país gobernadas por Morena, coincidente con los intereses presidenciales, que fue la participación de grupos del crimen organizado con dinero”.
¿Dónde está la evidencia de la calumnia de Raymundo Riva Palacio? En ningún lado. Especulo, luego existo. El Frente Amplio Opositor ni tenía estructura ni manera de lograr efectividad en la consulta, ergo, Raymundo, no mames. Y ahora resulta que el crimen organizado tiene mejor aceitada su maquinaria que el PRI y el PAN en una elección abierta. Raymundo, no mames.
Operadores inútiles de la reputación, el desprestigio es su cotidianeidad. Abogan por la mentira. Dice Pascal: “En realidad, López Obrador con nadie había apostado. Nadie le había tomado apuesta alguna. El Presidente hizo su pronóstico y después lo convirtió en profecía autocumplida, al hablar y hablar y hablar de Gálvez en sucesivas mañaneras. En todo caso, jamás ha mostrado prueba alguna de que la candidatura de Gálvez haya resultado de un pacto de poderosos”.
Pascal , reconvenido, se autodenigra. Él mismo criticó la ausencia de consulta ciudadana. El pacto de poderosos lo arrolló. El pacto de poderosos ungió a Xóchitl y a Pascal lo convirtió en vocero miserable, mendrugo en boca y letra que atraganta su verdad… su mentira. Ridículo hasta la ignominia, el títere se sueña titiritero.
¿Y me decís que hable de Loret de Mola? No, no la mola…
