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Por Félix Cortés Camarillo

Hasta donde llega mi memoria, el iniciador de la galería de frases célebres de la picaresca política mexicana fue el Tlacuache César Garizurieta, veracruzano de Tuxpan que pasó a la historia con una sola frase de su autoría: vivir fuera del presupuesto es vivir en el error.

Sé que hay muchas otras memorables, y todos recuerdan la del profesor Carlos Hank González, de que un político pobre es un pobre político. Casi todas esas frases están relacionadas con la corrupción ancestral de los mexicanos: la más celebrada es aquella de Álvaro Obregón, que señala que no hay general que resista un cañonazo de cincuenta mil pesos. La otra, menos popularizada, se burlaba de su condición de manco: voy a ser el gobernante más honesto de México. Nada más voy a robar con una mano.

Recientemente Hilario Ramírez Villanueva, alcalde de San Blas, Nayarit, mejor conocido como Layito, ganó la reelección a pesar de que en su campaña confesó que en su ejercicio había robado al erario municipal “pero poquito”, porque el municipio era muy pobre. 

En el ambiente preelectoral que estamos viviendo en nuestro país, van a abundar los hallazgos de acciones ilícitas, corruptas o al menos sospechosas de ello de todos los aspirantes a gobernarnos a cualquier nivel. Según la práctica, el primer objetivo ha sido Xóchitl Gálvez, a quien los filibusteros del cuatrote le han disparado por doquier, cuestionando su origen indígena y pobre, la propiedad legítima de su vivienda –pidiendo incluso su demolición- y más recientemente la legitimidad de su título de ingeniería por haber supuestamente plagiado algunos segmentos del escrito con el que liberó algún trámite final.

La denuncia tiene su picor específico. La ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Yazmin Esquivel Mossa, favorita del presidente López y esposa de su constructor favorito, el señor Riobó, fue acusada de haber plagiado de pe a pa la tésis que le hace abogada, requisito indispensable para integrar el tribunal donde hoy cobra. Ella se negó a confesar el pecado manifiesto y ahí está. Por el contrario, Xóchitl Gálvez admitió haber dejado de hacer constar el origen de citas de su trabajo que no eran de su autoría. Confesó que se había apendejado, que se somete al dictamen de la UNAM y que si resulta que se invalida su título universitario está dispuesta a presentar un nuevo trabajo para legitimarse.

Así de fácil.

Las tres mentiras famosas del mexicano rezan: “mañana te pago, la última y nos vamos y nada más la puntita”. Ignoro los contextos. Volviendo al ejemplo nayarita, y por experiencia propia, sé que las mujeres que han estado conmigo nunca estuvieron “un poquito” embarazadas. Se es honesto o no se es. ¿Se puede admitir pecado por ignorancia? Yo sé que en el embarazo no se vale. En política no estoy versado.

PARA LA MAÑANERA (porque no me dejan entrar sin tapabocas): Me queda claro que es algo totalmente banal, pero mañana cumple ochenta años Julio Iglesias, un español que ha hecho en el mundo mucho por nuestra lengua y cultura populares.

‎felixcortescama@gmail.com

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// Félix Cortés Camarillo

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Autor: lostubos
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