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Por Félix Cortés Camarillo

No se trata de un privilegio exclusivo, pero Monterrey presume de haber tenido tres fundaciones en fechas diferentes, todas alrededor del último tercio del siglo dieciséis. En 1577, un truhán que debe haber sido muy simpático llamado Alberto del Canto, se encargó de fundar Saltillo, cuyos territorios incluían las minas de San Gregorio, hoy Cerralvo, y el llamado Valle de Extremadura, donde vivimos ahora los regios. En 1583 Luis Carvajal de la Cueva fundó el poblado de San Luis, honrando su nombre, y en 1596 un subalterno suyo de nombre Diego de Montemayor le cambia el nombre y lo convierte en Monterrey. De ese modo, Monterrey cumple años cada 20 de septiembre: 427 a la fecha.

Durante esos años y gracias al impulso del porfiriato con Bernardo Reyes como gobernador, Monterrey tomó el blasón de la capital industrial de México, antes de que Jalisco y el Estado de México descubrieran esa veta del desarrollo. Es circunstancia fomentó, al fin de cuentas las rivalidades provincianas que se tradujeron finalmente en diferencias políticas entre el Norte y el Centro, ridiculizando por un lado a los chilangos y por el otro a los broncos del norte.

El asunto es que los neoloneses –y por historia regional- coahuilenses y tamaulipecos nos cocinábamos aparte. Aquí había dedicación al trabajo, sinceridad, honestidad y, sobre todo, paz. Hasta muy recientemente, el municipio más seguro de América Latina era San Pedro Garza García.

Ese paraíso ha dejado de existir, aunque no le hayamos expedido su acta de defunción. Ayer amanecimos con las cifras más aterradoras del país: 18 muertos por saña y violencia extrema en la zona metropolitana solamente. Un despedazado en San Nicolás; otro embolsado en la colonia Anáhuac, y como cereza del pastel al menos cinco cuerpos en la carretera (de cuota, claro) que lleva al aeropuerto Mariano Escobedo, con las consabidas mantas explícitas de amenazas entre los cárteles del delito, de las cuales nunca nos enteraremos los mortales; no sé por qué.

18 asesinatos en 24 horas. ¿Le apetecen más cifras? En lo que va del año Monterrey lleva 987. En septiembre, 97, y septiembre se acaba hasta el sábado. 

Los cuerpos policiales de cada jurisdicción se limitan a consignar los hechos; el estado repite una cantaleta muy gastada: se están matando entre ellos, es pugna entre bandidos, se están peleando por los territorios, los matan allá y los tiran aquí. Evidentemente aquí hay dos conclusiones perversas: el crimen organizado domina cada vez más territorios el país, diga lo que diga el presidente López, y no existe una coordinación entre las innumerables empresas dedicadas a combatirlo.

Y como dijo Don Teofilito: ni la va a haber. 

PARA LA MAÑANERA (porque no me dejan entrar sin tapabocas): El doctor muerte, López-Gatell, ha tenido el cinismo de registrarse como aspirante a ser el candidato de Morena para gobernar la capital del país. Sí, es el mismo López-Gatell que estuvo a cargo de la siniestra operación para enfrentar la pandemia reciente. Esa que causó más de medio millón de muertos. Es el mismo que aseguró que los cubrebocas no servían para nada, lo mismo que las vacunas. A mí no me sorprende el cinismo de López-Gatell y de su jefe Lopitos. Lo que me deja patidifuso es que según las encuestas –en las que no creo, desde luego- este criminal ocupe el tercer lugar, 12%, en las preferencias electorales para el puesto. Es indudable que el presidente López gratificará a su protegido con una candidatura sin votos para una diputación o senaduría: fuero es fuero. Pero de ahí a que la gente vote por él, me corto las venas. Con una galleta salada.

‎felixcortescama@gmail.com

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// Félix Cortés Camarillo

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Autor: stafflostubos
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