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Por Félix Cortés Camarillo

Los que tenemos más de cincuenta años de observar, a veces a la distancia y en otras muy de cerca, el conflicto de Palestina vemos cómo evoluciona permanentemente hacia un peor estado. Pocas oportunidades nos han dado los beligerantes protagonistas de tener una esperanza de paz duradera como fueron los acuerdos de septiembre de 1978 de Camp David entre Anwar el Sadat de Egipto y Menahem Beguin de Israel con la mediación del gobierno de los Estados Unidos.

Gracias a ello, Israel devolvió a Egipto la península del Sinaí; a cambio, Egipto fue el primer país árabe en reconocer al estado de Israel, nacido en 1948 para enojo de sus vecinos feligreses del Islam. Pero los protagonistas se olvidaron del verdadero problema: la coexistencia en un mismo territorio de dos estados soberanos, de musulmanes y judíos. 

Una resolución de Naciones Unidas de 1947 había puesto fin al mandato británico de Palestina, otorgando el 55% del territorio al próximo estado de Israel, sometiendo a un gobierno internacional la ciudad de Jerusalén –que musulmanes, judíos y cristianos consideran la sede de sus iglesias– y dejando el resto del territorio a los árabes, incluida la franja de Gaza. Era supuestamente la solución ideal: un estado judío y uno palestino. En 1948 surge el estado de Israel y después de varias guerras y la Guerra de los Seis días, en 1967 ocupa la Cisjordania y la franja de Gaza y se intensifican los problemas porque a partir de entonces Israel va sembrando asentamientos judíos en los territorios árabes.

En ese proceso surge la Intifada en 1987 que es una guerra santa al revés por la reconquista de Palestina: sólo tendrá una pausa en los acuerdos de Oslo de 93, que tampoco solucionan nada.

El recrudecimiento del conflicto bíblico se intensifica con el fenómeno nuevo del terrorismo, que por un lado afecta a la seguridad mundial y por el otro se usa para descalificar a un adversario, acusándolo de tal conducta.

En esas circunstancias el conflicto sigue. Israel controla la franja de Gaza y mantiene su presencia en Cisjordania. Gaza no recibe energía eléctrica, combustible, alimentos o medicinas si no lo aprueba Israel. Ni siquiera si provienen de otros países por la única entrada posible, Rafah, en la frontera de Gaza con Egipto.

Así llegamos al 7 de octubre de este año, en que el grupo Hamas de palestinos radicales incursiona en Israel causando, además de muertes, captura de civiles y militares como prisioneros de guerra. Tomado por sorpresa, Israel concentra 300 mil soldados y su equipo, a lo largo de la frontera con la franja de Gaza, con la promesa de lanzar una ofensiva letal en el futuro inmediato.

El futuro inmediato ya está aquí: además de los mutuos bombardeos y acusaciones de un lado a otro por abusos y ejecuciones sumarias, además del bloqueo que apenas ha dejado entrar gota a gota la ayuda humanitaria desde Egipto, los tanques de Israel ya hicieron un ensayo general de la invasión y penetraron más allá de la cerca que les separaba del enemigo. De un momento a otro vendrá la invasión de veras.

Antonio Gutierres, un portugués que encabeza la ONU, se atrevió a decir hace un par de días, que los ataques de los palestinos contra Israel no eran gratuitos, que los palestinos habían sufrido ocupación por años. El gobierno de Tel Aviv pide su dimisión y desde ayer niega la expedición de visados para entrar a Israel a todos los funcionarios de la ONU.

La Humanidad no conoce un solo día en su historia en que no haya existido una guerra –grande pequeña, mediana, civil, mundial– en algún sitio del Universo. ¿Será la Guerra en denominador eterno del ser humano? 

PARA LA MAÑANERA (porque no me dejan entrar sin tapabocas): En estos tiempos del furor ejecutivo por extinguir los fideicomisos a fin de hacerse de dineros adicionales para sus obras faraónicas, los pesimistas sí creemos que en el 2020 se extinguió el Fondo para Desastres Naturales, que ahora vendría muy bien para el año que nos va a tomar reconstruir Acapulco. Dice el subsecretario de Hacienda, Gabriel Yorio que sigue vivo aunque se le hayan hecho modificaciones para que la Defensa Nacional haga uso de los 18 mil millones de pesos. No tardaremos en saber si dijo verdad o solo cumplió un encargo. Yo exclamo una voz de origen árabe: Ojalá.

‎felixcortescama@gmail.com

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// Félix Cortés Camarillo

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Autor: stafflostubos
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