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Samuel Alejandro, el debate

Por José Jaime Ruiz

La candidatura de Samuel Alejandro García Sepúlveda es disruptiva. El 2018 no es el 2024, menos el 2021. Ya no se trata de la independencia, se trata de acabar con la dependencia del PRI-AN. Por eso el ataque de Xóchilt Gálvez es en contra de Samuel Alejandro, no contra Claudia Sheinbaum. En el río de enero, Gálvez estará en un mísero tercer lugar. El miedo de Xóchitl, y sus patrocinios, ya no es Claudia, es Samuel.

La narrativa excluye. Gálvez es tercer lugar, es nada. Arrepentida abortista, sexagenaria, no aporta al aborto.

Declararse de izquierda es derecha. ¿Cuándo ha ganado Gálvez una elección? ¿Quién vende sus servicios a Morena? ¿Quiénes no revocaron el mandato de Andrés Manuel López Obrador? ¿Acaso el PRI-AN no entregó todos los estados o casi? ¿Cuál es el barco de Samuel Alejandro? ¿67 por ciento de jóvenes?

El debate

El debate por Nuevo León es jurídico o no es. Esto es democracia o no es. El Congreso puede tener facultades, pero sus intereses no son ciudadanos, son PRI-AN. Fernando Canales puede criticar a Samuel Alejandro, pero él abandonó Nuevo León. Entredicha su moralidad. El debate es la democracia. Estúpido, Canales dejó a Fernando Elizondo, cuya deuda lo enriqueció. Batear cada debate. Samuel Alejandro existe, Fernando Canales y sus secuaces del PRI-AN se extinguen.

Una lectura indispensable… casi Shopen

“La maldad proviene del egoísmo más acentuado, de la necesidad a toda costa de afirmar y reafirmar el propio ser sin meta alguna, puesto que toda meta es, a su vez, ficticia, ya que el deseo no encuentra nunca su fin por ese camino. En la acción del mal yace una ilusión y, en definitiva, también un error y una carencia de conocimiento que vagamente recuerda a esa necesidad de ilustración socrática como arma contra las malas acciones (recuérdese que, según Sócrates, es malvado quien desconoce el bien). Quien conozca la verdad de la esencia única, la verdad expresada en la fórmula sánscrita “este también eres tú” —a la que nos referimos anteriormente— y se convence de ella, se abstendrá de ejercer el mal sobre los demás, pues reconocerá que, en el fondo, ellos son él mismo, y que todos participan de la misma esencia. Quien actúa de manera egoísta, quien causa injusticia, está confundido y atrapado por completo en la vorágine de la individualidad. El hombre y la mujer virtuosos son también justos, se abstienen de imponerse a sus semejantes y de causarles dolor. Justo es quien no se deja engañar por las diferencias que ocasiona el principio de individuación, “sino que, mediante sus obras, muestra que él mismo se reconoce en el otro hasta el punto de no cometer con él injusticia. Llegado a ese extremo, su mirada traspasa el velo de Maya, en cuanto que considera el ser de los demás como igual al suyo, y hace lo posible por no perjudicarlo ni dañarlo”. En suma, bondad y justicia tienen su fuente en una sabiduría que es a la vez un ver más allá del principio de individuación, una visión que suprime las diferencias aparentes y considera la homogeneidad innata que une a todos los seres vivos. El egoísta, el malvado, siente el mundo como un lugar inhóspito y rodeado de enemigos al acecho, de seres diferentes de él que le quitarán la vida si los molesta, de ahí que crea que debe adelantárseles y quitársela él a ellos. En cambio, el justo inclinado a la bondad, el virtuoso, ve amigos a su alrededor, encuentra la vida armónica, porque experimenta el mundo desde el punto de vista de la tolerancia y de lo positivo, ve la igualdad en vez de las discordancias. Los hombres buenos y virtuosos, aunque afirmadores de la voluntad de vivir, se abstienen de hacer el mal y esa es su gran virtud. Reconocen en los demás hombres a sus iguales en el sufrimiento, empatizan con ellos y reniegan del mal en cuanto pueden. Sin embargo, dentro de esta clase de hombres, todavía hay otros que los superan en virtud”.

Casi Shopen…

Fuente:

// José Jaime Ruiz

Vía / Autor:

// Staff

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Autor: lostubos
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