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Por Francisco Tijerina Elguezabal

No me ayudes compadre. // Refrán popular

Uno de los más grandes problemas a los que te enfrentas cuando trabajas en la estrategia de una campaña política o en la acción de gobierno, es convencer a los políticos de que hay ocasiones en que la mejor arma o defensa es el silencio.

No puedes, pero sobre todo no debes, subirte al ring a enfrentar todas las peleas, ni te montas en todas las olas, así te lo pregunten mil veces, hay momentos en los que es preferible por estrategia quedarte callado.

Y el quedarte callado implica que no sólo el candidato o gobernante lo haga, sino también su entorno conformado por su familia, sus colaboradores, sus amigos y partidarios y aquí es donde existe el mayor de los riesgos.

Porque en México todo el mundo sabe cómo encender el carbón para una carne asada, todos somos directores técnicos de futbol y todos, todos, saben de comunicación y estrategia política y por eso opinan, y por eso se entrometen.

El reciente sarao de Vicente Fox con Mariana Rodríguez es una muestra clara de esto. A Fox nadie lo nombró vocero ni le pidió que apoyase un carajo, pero el ex presidente lo hizo.

¿El resultado? Un innecesario golpe a Xóchitl Gálvez quien tuvo que salir a hacer un “control de daños” deslindándose de su ex jefe y criticando su impertinente, pero sobre todo inoportuno post del ranchero con botas.

Repito, todos creen que saben y por ello es que actúan así, haciendo lo que ellos creen que deben hacer.

Resulta imposible el contener a tanto impetuoso con iniciativa, pero de alguna manera se puede conseguir a través de tramos cortos de control y comunicación, explicando que todas las ideas y propuestas son bienvenidas, pero que antes tienen que recibir el visto bueno de quienes manejan la estrategia.

Es imperativo que quienes participan en la campaña tengan claro que el recurso más valioso con el que se cuenta es el tiempo y ese no es recuperable y no hay forma de comprar más tiempo en campaña; un error en este periodo suele ser costoso y muchas veces fatal, por lo que es necesaria una férrea disciplina, empezando por el candidato mismo y su equipo cercano.

Hace unos días Claudia Sheinbaum ha delimitado funciones y ha impuesto un “estate quieto” a un posible “chivo en cristalería” como lo es “el compañero” Fernández Noroña, al designar como coordinadora de voceros de alguien que le sabe bien a esos temas como lo es Tatiana Clouthier. Sheinbaum ha minimizado los riesgos en su entorno inmediato, ahora falta ver qué tanto puede controlar más allá del círculo cercano.

Hay ayudas que estorban y aunque el ayudante haya hecho las cosas con la mejor de las intenciones terminan perjudicando a quien se supone tendrían que ayudar.

A Fox nunca le ha entrado aquello de “calladito te miras más bonito”, pero además habría que explicarle que el enemigo de Xóchitl no es Samuel García, pero eso tampoco lo entenderá.

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// Francisco Tijerina

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Autor: stafflostubos
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