Por Jenaro Villamil Rodríguez
Una tormenta que en unas cuantas horas se transformó en huracán con vientos de entre 100 y 150 kilómetros por hora impactó el pasado fin de semana a la población de Bahía Blanca, al sur de Buenos Aires, provocando la muerte de 13 personas y la herida de 15 más tras la caída de la estructura del Club Bahiense del Norte, donde se iba a realizar un campeonato de patinaje.
Ante este fenómeno metereológico inédito, el sensible presidente de Argentina, Javier Milei, acudió disfrazado con una chamarra militar -al estilo del expresidente mexicano Felipe Calderón- y afirmó con total frialdad: “estoy perfectamente confiado en que ustedes van a poder resolver esta situación de la mejor manera posible con los recursos existentes”. En buen castellano les espetó: “arréglensela con sus recursos”.
La frase pinta de cuerpo entero a este payaso mediático improvisado de estadista que gobierna la Argentina desde el 10 de diciembre y amenaza con provocar un daño mayor que cualquier huracán.
En menos de diez días, Milei ha lanzado una serie de medidas económicas, policiacas y políticas que retratan todo su desprecio ante la propia población argentina que lo eligió con el 55 por ciento de los votos y su absoluta sumisión a “las castas” de sus dos principales y desprestigiadas figuras señeras: el menemismo y el macrismo.
Su secretario de Economía, Luis Caputo, y su ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, hicieron el “uno-dos” para confirmarle a la despolitizada población argentina que eligió a Milei el tamaño del saqueo y de la represión que viene para Argentina, con la bendición del FMI y de la OCDE.
Caputo anunció hace una semana las 10 “medidas de emergencia” que provocarán una recesión de 1.3 por ciento del PIB en 2024, además de una escalada inflacionaria mucho peor que la vivida durante el gobierno de Alberto Fernández.
Entre esas medidas están las siguientes:
1.- No se renovarán los contratos laborales del Estado a quienes tengan contratos de menos de 1 año. Esto provocará un desempleo generalizado, justo en la población más joven que votó por él.
2.- La “motosierra” comenzará a operar en contra del aparato burocrático que se transformará en su peor enemigo: se reducen de 18 a 9 los ministerios y las secretarías de 106 a 54. Esto significará reducción del 50 por ciento de mandos jerárquicos y 34 por ciento de los cargos políticos totales. ¿Y qué salida se le dará a toda esta burocracia expulsada? ¿La misma que a los pobladores de Bahía Blanca: “arréglensela con sus recursos”?
3.- Se reducirán las transferencias a las provincias del país. La mitad de ellas ya entraron en “estado de emergencia” ante la falta de recursos para pagar salarios y aguinaldos.
4.- Se suspenden las licitaciones nuevas por parte del Estado de la obra pública. “No hay plata para pagar obras que muchas veces terminan en los bolsillos de políticos y empresarios”, afirmó Luis Caputo.
Vaya paradoja. “No hay plata” para terminar las obras de infraestructura, pero sí hay plata para que se “estatice” la deuda de 30 mil millones de dólares de deuda de empresas privadas, tal como lo anunció el Banco Central de Argentina.
Entre esas empresas rescatadas se encuentra el Grupo Mirgor que produce autopartes, celulares, aires acondicionados, computadoras y productos electrónicos. Apenas el 30 de noviembre pasado, esta compañía de la familia Caputo despidió a mil trabajadores contratados en Tierra de Fuego.
El Grupor Mirgor es encabezado por Nicolás Caputo, primo del secretario de Economía de Milei, y amigo personal del expresidente Mauricio Macri. Para ellos, como para otros grandes consorcios argentinos no se les dijo que se las “arreglaran” con sus propios recursos.
5.- Anunció una devaluación del 50 por ciento del peso argentino frente al dólar, la “liberación” de precios de alimentos y combustibles, el recorte a los subsidios de transporte público que beneficia al Área Metropolitana de Buenos Aires.
6.- Se suspende por un año la pauta oficial en medios de comunicación. Caputo afirmó que en los últimos años se destinaron 34 mil millones de pesos en publicidad oficial. Si golpea a los medios privados y pretende extinguir o privatizar a los medios públicos, ¿cómo pretenderá Milei informar a la población? ¿Sólo a través de Tik Tok?
Dos días después de anunciado el “plan de choque” por parte de Caputo, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich anunció un “protocolo” que anuncia el desconocimiento al derecho a la manifestación en las calles de Argentina.
“Vamos a ordenar el país para que la gente pueda vivir en paz. Las calles no se toman. Que sepan que si toman las calles habrá consecuencias”, afirmó Bullrich, un ex integrante de grupos radicales de izquierda que ahora se ha transformado en la peor versión de Videla en Argentina.
El nuevo protocolo de Bullrich contra las manifestaciones tiene previsto convocar a las cuatro fuerzas de seguridad que dependen de su ministerio -Policía Federal, Gendarmería, Prefectura Naval y la Policía de Seguridad Aeroportuaria- para que empleen “la fuerza necesaria y suficiente, que será graduada en proporción a la resistencia”.
Estas son las medidas del “libertario” Milei en contra de la población que votó por él. Como bien dice el periódico La Jornada en su “Rayuela” del 18 de diciembre:
“Por lo visto, a Milei le sucede lo que al pescado: comienza a oler mal después del tercer día”.