Por Félix Cortés Camarillo
Si el tiempo lo cura todo, como decían nuestras abuelas, a los mexicanos nos está quedando a deber.
No solamente a nosotros. Ayer una multitud de familiares de los rehenes israelíes que fueron secuestrados por la organización Hamas, abucheó a su Pimer Ministro Netanyaju cuando les dijo que necesita más tiempo para la liberación de un número indeterminado de rehenes que originalmente se fijó en 129 pero que no hay certeza de cuantos han fallecido en cautiverio. A pesar de los afanes bélicos del señor Netanyaju, que han llegado a una intensidad de exterminio pocas veces vista en guerras locales, su promesa de acabar con los palestinos y echarlos al mar en breve lapso, no se puede cumplir. A más del fracaso logístico de la operación militar, el desprestigio mundial de la respuesta israelí es colosal.
En México, el principal acontecimiento del año que está dando sus últimas bocanadas es por mucho el huracán Otis, y reparar los tremendos daños que destruyeron Acapulco tomará por lo menos cinco años: restablecer su categoría de gran destino turístico mundial y fuente importante de empleos y finanzas para el erario mexicano, muchos años más. Las balandronadas del presidente López de que los acapulqueños no tendrían una amarga navidad no tuvieron más sustento que la bocaza inmediata de la Mañanera y la cínica aseveración de Lopitos de que –en sobrevuelo desde el helicóptero- había podido ver desde el aire foquitos navideños en algunas casas. No llegará el primero de enero de 2024 que atestigüe los zapatos del presidente manchados del polvo que dejaron los lodos del Otis.
El tiempo, en este caso el mal tiempo sobre Quintana Roo, le echó a perder el festejo a Lopitos con motivo del primer vuelo de la aerolínea militar Mexicana, reinventada después de trece años de inactividad. La premura por echar a volar los aviones –prestados, rentados, remodelados, lo que sea- y demostrar al mismo tiempo la operatividad tanto del AIFA como del aeropuerto de Tulum hizo que a nadie se le ocurriera revisar el parte metereológico. Todo lo arreglará el tiempo. Sin conectividad terrestre al AIFA desde el principal mercado de pasajeros, la Ciudad de México, va a resultar que el precio de cualquier vuelo va a ser igual o menor que lo que cueste desplazarse al puerto aéreo. Algo similar a lo que pasa con la terminal aérea de Tulum, de donde hay que tomar taxis muy caros a los destinos turísticos que dice servir, alternos a los que atiende el aeropuerto de Cancún.
La apuesta principal del Cuatrote es el tiempo que se va escurriendo entre los dedos. Saben perfectamente que todo se nos resbala, todo se nos olvida.
No les vayamos a dar una sorpresa el próximo junio.
PARA LA MAÑANERA (Porque no me dejan entrar sin tapabocas): Sentido pésame del presidente López a los deudos del senador Guadiana de Coahuila. ¿No merecerían algo semejante los familiares de los mineros muertos en las minas de carbón del frustrado aspirante a gobernador de su estado?