Por Félix Cortés Camarillo
A inicios del siglo diecinueve, el doctor Samuel Hahnemann publicó por primera vez su estudio que da sustento ideológico y nombre a la homeopatía. El médico sajón partía de una vieja historia que afirma que Hipócrates, el padre de la medicina, había curado los síntomas de algún causándolo a sí mismo. De esa forma Hahnemann se recetó corteza de quina que se usaba para curar los síntomas de la malaria. Al presentar los mismos síntomas comenzó a diseñar su medicina alternativa bajo un simple principio: similia similiabulus curanter. Lo similar cura lo similar.
A tres siglos de distancia la homeopatía ha sido desestimada en el ámbito médico y permanece como una más de las medicinas alternativas. No obstante, el principio de que la causa de una enfermedad esconde en sí misma el remedio en su contra está presente en la metodología de las vacunas. En fin.
La imitación de modelos anteriores está en el principio del desarrollo animal. Todos aprendemos a caminar reproduciendo los movimientos que vemos en nuestros padres, y ese proceso de enseñanza se repite en todos los órdenes de la conducta; especialmente la social. En ese momento es en el que nos damos cuenta de que la imitación no necesariamente equivale a desarrollo positivo, sino más bien a un estancamiento pernicioso.
Se antoja un modelo muy cercano que se manifiesta a diario: Samuel García, gobernador de Nuevo león, se ha empeñado a imitar a su alter ego el presidente López, en cada uno de sus pronunciamientos y conductas. Aunque no lo diga, Samuelito podría muy bien firmar al calce de la aseveración de Lopitos: no me vengan con el cuento de que la ley es la ley. Su permanente imitación se traduce en las mentiras que sobre su ejercicio emite el gobernador Sammy. A los nuevoleoneses nos ha resuelto ya varias veces el problema de falta de agua para los próximos cincuenta años mientras colonias enteras carecen del líquido. La inversión directa extranjera se ha magnificado en los discursos pero poco se ve en la realidad, y nuestra felicidad se asemeja al sonsonete de que los mexicanos, incluyendo los acapulqueños, estamos felices.
Samuelito tuvo que renunciar a sus sueños de grandeza al no poder imponer a un gobernador sustituto mientras pasaba sus vacaciones dizque buscando la Presidencia de la República, un sustituto que le cubriese las espaldas tan frágiles ante las denuncias de fraudes, factureras y mal uso de recursos por parte del gobernador y sus más cercanos parientes. Sin excluir a su esposa, que quiere ser alcaldesa de Monterrey, como lo anuncian enormes cartelones en mi ciudad.
Una aparente popularidad sustentada en mentiras y fanfarronadas no puede durar tanto tiempo. Ni en el estado de Nuevo León ni en el país entero.
Muy pronto nos vamos a enterar de ello.
O, en el peor de los casos, no.
PARA LA MAÑANERA (Porque no me dejan entrar sin tapabocas): La llamada carretera ribereña, que va de Nuevo Laredo a Matamoros paralela a la línea fronteriza entre Texas y Tamaulipas debiera ser llamada la carretera de la muerte; es territorio exclusivo del crimen organizado. El episodio más brutal fue el secuestro de los pasajeros de un autobús de pasajeros Senda que había salido de Monterrey rumbo a Matamoros con escala en Reynosa. Los migrantes iban esperanzados a su entrevista para obtener asilo en los Estados Unidos. Los malosos se los llevaron. ¿Dónde están? Nadie sabe. Desde luego, el Instituto Nacional de Migración no.
El presidente López amanece todos los días con ganas de cepillarse alguna oficina federal que no sirva para nada. Ahí tiene al INM para que se entretenga.
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