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Por Félix Cortés Camarillo

Hablando en los primeros días de noviembre pasado del inevitable Waterloo de todos los poderosos, escribí yo en este mismo espacio que en México la debacle de Gustavo Díaz Ordaz se llamó Tlatelolco, y la de Echeverría Jueves de Corpus. Para Miguel de la Madrid fue la respuesta ausente a los temblores de 1985 y para Peña Nieto tiene el apellido Ayotzinapa. A cada capillita le llega su fiestecita, diría mi abuela.

No hay duda de que para el presidente López su debacle llevará por siempre el nombre de Acapulco; hoy martes hará su enésima visita al puerto que empieza a sacar el pescuezo del hoyo sin que el presidente del país se haya mojado una sola vez los zapatos en el fango de los barrios jodidos, ahí en donde hoy sus habitantes andan empeñando el alma para reconstruir sus casas, de suyo paupérrimas.

Se nos olvida, pero Lopitos tiene en su contabilidad muchos dichos falsos en la columna del debe. Generalmente se trata de promesas no cumplidas, como la del no gasolinazos que se reducen a gasolinazitos, o el cinismo reiterativo de un sistema de salud mejor que el de los escandinavos, que resultó ser una botica del tamaño de las ilusiones de López para almacenar “todos los medicamentos del mundo”, sin saber cómo chingados le va a llegar a tiempo desde Huehuetoca hasta Ensenada o Tizimín el analgésico, antipirético o antibiótico cuando la molestia aprieta. Ya no hablemos de los infames medicamentos para aliviar los dolores de los niños que padecen cáncer.

Pero las grandes batallas que se pierden, como la de Napoleón en el verano de 1815 en las cercanías de Bruselas, vienen acompañadas de pequeñas derrotas perdidas. Y Lopitos tiene una larga lista de perversas humillaciones de índole militar, digamos de infantería. 

Ayer lunes, como también se había anticipado en estas líneas, el cuerpo legislativo de la ciudad capital del país rechazó la permanencia en la fiscalía local de la infausta señora Ernestina Godoy Ramos, que ha sido desde el inicio del sexenio dócil ejecutora de las instrucciones presidenciales. Pretendía agrandar su período cuatro años más. 

De los 66 legisladores del cuerpo legislativo capitalino, 41 votaron por la permanencia en el hueso de la señora Godoy; 25 en contra. Hoy martes ya se tiene que designar a un encargado del despacho de la Fiscalía. Pero los que están echando el gato gozoso a retozar se adelantan: si la labia de los morenistas, o mejor dicho, el voto de los que puedan seducir con la magia del verbo o el bolsillo, el equilibrio es muy frági. Sólo necesitaba el oficialismo de 44 votos a favor y 22 en contra para marcarle la salida a la poco agradable señora; quiero decir de físico. De químico no me interesa.

Pero el resultado de esta selección encierra dos mensajes.

Primero, que en cualquier momento y –sobre todo- con la previsible mutación de la chiquillada política, conocida como el movimiento Ciudadano, puede dar el triunfo a quien se quiera.

Segundo, y más importante, que hay que darle a nuestro voto el peso específico y el valor que tiene. Podemos, si nos decidimos a usar el poder del voto, podemos evitar el golpe de Estado que el presidente López tiene años ideando y diseñando para instaurar un poder vitalicio y absoluto como que el PRI soñó haber tenido, destruyendo las pocas instituciones democráticas que nos quedan, como el poder judicial y el aparato electoral de México, 

PARA LA MAÑANERA (Porque no me dejan entrar sin tapabocas): Es comprensible la iniciativa presidencial en el año crucial de todas las elecciones; que todos los mexicanos en edad de retiro se vayan a su casa a recibir el cien por ciento de los salarios devengados en sus últimos meses de laboro y que los ancianos puedan ir a un retiro tranquillo. Además, que los viejitos pudieran dejar las cosas como están. Con una cúpula senil, incapaz de generar riqueza o valor agregado a las cosas a las que tienen derecho, a sus nueces o dátiles. Se dice fácil, hacerlo significa multiplicar enormemente la deuda interna para unos huercos que no generan ni consumo ni generan impuestos para mantener a sus viejas sigan mamando de la misma ubre. 

‎felixcortescama@gmail.com

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// Félix Cortés Camarillo

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Autor: stafflostubos
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