Si presentar un padecimiento mental es muy complicado, enfrentarlo en condición de calle, sin un hogar o una familia, aumenta el riesgo de consecuencias fatales; informa MILENIO.
No contar con una red de apoyo ante una situación de este tipo puede ocasionar que padecimientos frecuentes, como esquizofrenia o trastorno bipolar, aceleren el deterioro cognitivo del paciente.
Y es que de acuerdo el psiquiatra Sergio Briones, de Sampin AC, el tiempo promedio en el que una persona demora en recibir atención especializada por un padecimiento mental es de cuatro a 20 años.
“Se vuelven un poquito reflexivos en cuanto a situaciones que pasaron previo a la situación de calle y que los pudieron llevar ahí, conflictos familiares es de lo que todos hablan, decisiones que pudieron haber tomado antes de estar aquí”, explicó Briones a la plataforma MILENIO-Multimedios.
Sin embargo, aseguró que pese a las dificultades que los pacientes pueden enfrentar, la reinserción en la sociedad, y adentrarse nuevamente a un entorno laboral o familiar, es posible.
“En la experiencia que tenemos aquí es de muy buenas posibilidades, casos de éxito muy asombrosos, pero la realidad es que tienen muy buenas posibilidades de regresar y reintegrarse a una vida lo más normal posible”, recalcó.
En tanto, si bien hay mayor visualización del problema y por consecuencia más esfuerzos para enfrentarlo, la apertura de la sociedad ante personas con padecimientos mentales aún es una cuenta pendiente.
“En los últimos años esto ha tenido mucha más visualización. Los trastornos de salud mental, afortunadamente son mejor aceptados sobre todo en generaciones más jóvenes. Ya hay programas dirigidos a identificar este tipo de enfermedades y trastornos, y los jóvenes están más abiertos a hablar sobre este tipo de situaciones”, indicó.
Asociaciones como Sampin se dedican a brindar atención a personas en situación de calle que padecen alguna enfermedad mental.
Testimonios de superación
El miedo y la incertidumbre por enfrentar una enfermedad mental en condición de vulnerabilidad poco a poco se ha ido superando para que la esperanza, y el amor por la vida, sea parte de la reinserción de Angélica y de Carmen en la sociedad.
“Era difícil sobrellevar las calles, pasas frío, hambre y sin un techo. Me faltaba el techo y cobijo, y todo eso”, explicó Angélica, quien padece esquizofrenia.
Angélica pasó varios años de su vida en situación de calle, donde enfrentaba síntomas como desesperación y una tristeza profunda, sin imaginar siquiera una atención a estos problemas de salud.
“Lloraba de soledad, de que falleció mi pareja, me quedé viuda, y era mi sustento mi pareja”, agregó.
Por su parte Carmen, la pérdida de su hijo agravó una condición de retraso mental y trastorno orgánico.
“Alla en el hospital de Buenos Aires estaba triste, siempre pensaba en mi bebé y me ponía a llorar siempre. La vida es muy bonita”, finalizó.
Imagen portada: Raúl Palacios | MILENIO