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Azucena Uresti y el Cártel del Chayote

Por José Jaime Ruiz

@ruizjosejaime

@lostubosmty

Regularmente el nado sincronizado deviene en patadas de ahogados sincronizadas. Es común que los miembros prominentes del Cártel del Chayote pataleen: lo suyo no es sólo sincronía sino diacronía; en efecto, los une su historia de embutes, así se llamen Carlos Loret de Mola, Joaquín López-Dóriga o Azucena Uresti. Golpeo, pego porque no me pagan, divisa vigente de los chayoteros.

Para legitimar el desaguisado de su salida de Milenio Televisión, la lectora de notas no comunica, Azucena incomunica, lo suyo es el ruido, nunca el mensaje transparente ni la rendición de cuentas a su audiencia. Aquella muchacha que llegó a Multimedios en un carro destartalado y sin placas, ahora asume una dignidad impostada y sugiere censura. Sugerir y especular son verbos inadmisibles en el periodismo.

Uno de los doce principios periodísticos de Camilo José Cela expone: “Funcionar acorde con su empresa –quiere decirse con la línea editorial– ya que un diario ha de ser una unidad de conducta y de expresión y no una suma de parcialidades; en el supuesto de que la coincidencia de criterios fuera insalvable, ha de buscar trabajo en otro lugar ya que ni la traición (a sí mismo, fingiendo, o a la empresa, mintiendo), ni la conspiración, ni la sublevación, ni el golpe de Estado son armas admisibles”.

Al justificarse injustificadamente, Azucena difundió: “No cambié de empresa, pues en Grupo Fórmula llevo 5 años. (…) Ninguno de los proyectos por venir interfería en absoluto en mi desempeño en televisión… Pues como ustedes saben, muchos compañeros y compañeras combinan su participación en diferentes medios”.

Lo que no dice Uresti es que desde el 2023 tuvo acercamientos con LatinUs, queriendo dobletear o triplicar su protagonismo y la posibilidad de acrecentar sus embutes a través de Milenio TV, Radio Fórmula y LatinUs. Torpemente arrogante, Azucena asegura que ninguno de los proyectos interfería en su desempeño en televisión, pero eso no lo decide una simple lectora de notas sino la empresa que la tiene contratada. Uresti jamás leyó a Camilo José Cela: se finge a sí misma, miente a la empresa, también conspira contra AMLO y contra Milenio TV de la mano del Cártel del Chayote sugiriendo una censura que no existe. Si fuera el caso, ¿por qué los detractores del presidente, como Carlos Marín, López-Dóriga o Héctor Aguilar Camín siguen en Milenio?

Falsaria, la victimaria de Debanhi Escobar, se victimiza: “En estos tiempos en que el periodismo está bajo acoso, bajo amenaza y bajo ataques constantes…”, la única evidencia de acoso que sufrió Uresti fueron las amenazas del Cártel Jalisco Nueva Generación, en ese momento Multimedios y la Presidencia de la República le dieron su total apoyo.

Embustera, Azucena Uresti se acompaña de los prominentes miembros del Cártel del Chayote, como Loret de Mola quien acusa, obvio, sin datos duros, y murmura: “Era claro: lo que decía al aire en Radio Fórmula –donde Azucena Uresti goza de más libertad– enojaba al presidente no solo con el dueño de Fórmula sino también con el de Milenio, donde ocupaba el espacio estelar. La periodista, su equipo y varios directivos de Milenio (algunos me dieron sus testimonios y en esos baso esta columna) interpretaron este mensaje como un ultimátum, un despido disfrazado de alternativa: si quieres seguir aquí, te tienes que callar, y ya no puedes estar en Radio Fórmula”.

Señor del montaje, Loret de Mola basa su columna en “testimonios” de fantasmales directivos de Milenio. Lo destacable, en todo caso, es que compromete su versión como versión autorizada por Azucena, es decir, Uresti le aseguró a Loret que existió un ultimátum, un despido. En realidad Azucena, seducida por el embute, no da la versión verídica porque no le conviene.

Negoció en lo oscurito con Radio Fórmula, un lunes comunicó a los directivos de Milenio de esa negociación avanzada y su salida del grupo y el viernes ya lo estaba anunciando públicamente con una puñalada trapera a la empresa que la cobijó durante 20 años. En el festín del chayote, Azucena Uresti olvidó cualquier viso deontológico. Ya decía Camilo José Cela que no había que dar pábulo a la murmuración porque “al murmurador se le acaba cayendo la lengua”.

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// José Jaime Ruiz

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Autor: stafflostubos
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