Por José Jaime Ruiz
La titular de la delegación Cuauhtémoc, Sandra Cuevas, tiene graves problemas psicológicos y, tal vez, psiquiátricos. Los ciudadanos de la alcaldía autorizaron con su voto la autoridad de Cuevas, pero no su autoritarismo paranoide. Su diagnóstico: narcicismo, culto a su personalidad y problemas en su manejo de la ira. Sandra mantiene cavernas donde anida la rabia y la violencia.
En marzo de 2022 fue suspendida de la alcaldía Cuauhtémoc por presuntamente cometer robo, abuso de autoridad y discriminación contra tres mandos de la Policía Auxiliar de la Secretaría de Seguridad Ciudadana con quienes, finamente, llegó a un acuerdo reparatorio, después de su cumplimiento pudo retomar su cargo. Sin embargo, el vocero de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México, Ulises Lara, informó: “Asimismo, deberá someterse durante seis meses a tratamiento psicológico y tendrá que abstenerse de molestar a las víctimas. Las terapias estarán orientadas al manejo de la ira y las emociones”.
Entenebrecida, Sandra ni maneja la ira ni sus emociones. Lo suyo es la violencia verbal.
Hace un año el periódico El País informó: “Claudia convirtió la CDMX en tragedia. La frase se leía en una montonera de folletos en la alcaldía Cuauhtémoc, gobernada por la opositora Sandra Cuevas (PRD). Juan José Serrano, el secretario de la Contraloría General de Ciudad de México denunció la noche de este jueves que fueron hallados 13 paquetes con estas papeletas en contra de la jefa de Gobierno de la capital, Claudia Sheinbaum. El funcionario aseguró en un video que acudieron a las oficinas de la alcaldía después de recibir una denuncia al Órgano Interno de Control (OIC). En una serie de videos difundidos por redes sociales, se puede ver la respuesta violenta que tuvo Cuevas, que acusó a la mandataria capitalina de desplegar un ‘operativo de granaderos’ en su oficina. ‘¿A quién le vamos a partir la madre? ¡A Claudia!’, se le escucha arengar a sus seguidores”.
Entenebrecida, Cuevas ni maneja la ira ni sus emociones. Lo suyo es la violencia física.
Invasiva, se lanzó al Mercado de Abastos de Iztapalapa para provocar a la entonces alcaldesa con licencia, Clara Brugada. En días pasados, su nivel de violencia escaló al mandar golpear a un ciudadano cerca de la avenida Reforma. Más allá de cualquier meme, su justificación raya en la memez.
“Este hombre desde hace mucho tiempo se dedica a violentarme en redes sociales (…) vengo en la lateral de Paseo de la Reforma, detecto que este sujeto empieza a agredir y yo me sigo, hasta el primer cruce peatonal, este señor sigue gritando y con sus señas obscenas, él va, me alcanza y el señor me persigue, cuando llega al cruce, es cuando yo saco la mano y le digo a los muchachos ‘cuidado que ahí viene un loco’, llega y me grita ‘te voy a matar’, se bajan las personas de seguridad y le ponen ahí al señor ‘unos zapes’”.
El video muestra lo contrario: el ciudadano paseaba a su perro. Sandra no demuestra la violencia de la víctima en su contra a través de las redes sociales. El tipo es de Morena, a madrearlo… No hay una agresión física del sujeto contra Cuevas. No hay prueba de que el agredido le haya dicho “te voy a matar”. Sí existe evidencia de que Sandra envió a sus guaruras no a que le pusieran unos “zapes” sino una madriza (como la misma Cuevas quiso ponérsela a Sheinbaum). Aseguró que despidió a dos de sus golpeadores por “hacer su trabajo”… si hicieron su trabajo, ¿por qué los despidió?
Entenebrecida, ni maneja la ira ni sus emociones. Lo suyo es la violencia verbal, la violencia física. Sandra Cuevas no es apta para ser funcionaria pública.
Paranoide, dijo de su agredido: “Ahí viene un loco”. Su actuación pública la delata. Los ciudadanos de la Cuauhtémoc, con justa razón, cuando la vean por calles y avenidas podrán afirma si equivocarse: “¡Cuidado, ahí viene una loca!”.
