El Fondo Ambiental Metropolitano de Monterrey (FAMM) propone ampliar la red de monitoreo ambiental (con instrumental certificado) y modernizarlo a fin de generar modelos de concentración y dispersión de contaminantes; informa MILENIO.
“Se necesita contar con mayores, mejores y, sobre todo, más actualizados instrumentos para la medición efectiva de la calidad del aire”, comentó.
En entrevista por escrito con la plataforma MILENIO-Multimedios, César R. Chávez, director general del Fondo Ambiental Metropolitano de Monterrey, consideró que una práctica avanzada involucraría contar con información en tiempo real que alimente los modelos que permitan predecir el comportamiento de las partículas en el corto plazo, generando alertas y recomendaciones a las autoridades y a la ciudadanía antes de eventos, no de manera posterior.
E incluso, añadió, se podrían utilizar mecanismos e instrumentos de confirmación de información y de validación de datos, tales como láser, drones, entre otros.
Para el directivo, sin duda, la consolidación de inversiones tanto en la industria como en el sector comercio atraerá más habitantes a la zona metropolitana de Monterrey. Por lo tanto, las autoridades locales y estatales deberán ser muy claros sobre los requisitos ambientales existentes, así como su perfeccionamiento, sin dejar de lado posibles inversiones, en más instrumentos y modelos de medición de la calidad del aire.
Resaltó que las fuentes contaminantes se agrupan en cuatro tipos de fuentes de emisiones en el área metropolitana de Monterrey, las fijas (industria), reguladas por la Federación y el gobierno del estado. Son principalmente de: PM (material particulado), que incluye las PM10 (partículas menores a 10 micrómetros) y las PM2.5 (partículas menores a 2.5 micrómetros; así como el SO2 (dióxido de azufre) y el CN (carbono negro).
Pero también están las móviles (vehículos en general) cuya fuente principal son: NOx (óxido de nitrógeno) y CO (monóxido de carbono), indicó el especialista.
Están también de área, es decir, emisiones provenientes de actividades mercantiles y comerciales en pequeña escala, pero que de manera conjunta pueden llegar a adoptar una cantidad significativa de algún contaminante.
“En este grupo está la actividad de la construcción y la urbanización, las estaciones de servicio, los talleres, las lavanderías y tintorerías, restaurantes y asaderos. Son la principal fuente de: COV (compuestos orgánicos volátiles), como lo son solventes, pinturas, químicos de limpieza empleados en lavanderías y NH3 (amoniaco)”, señaló.
Asimismo, Chávez dijo que la industria de la construcción, urbanización y actividades relacionadas aportan también grandes cantidades de PM10, que aceleran la presencia de suspensión y resuspensión de partículas en el aire.
Y por último están las naturales, procesos naturales, como la erosión del suelo, ciertos polvos o emisiones biogénicas, las cuales aportan NOx y COV, sin embargo, aclaró que habría que profundizar en su estudio.
Recalcó que es recomendable conocer todos los datos disponibles (de todas las fuentes) y, sobre todo, contar con modelos que permitan usar la información con fines de predicción.
Destacó la importancia de trabajar para atender la presencia de PM10 (que surge por polvos y otros componentes suspendidos en el aire) en temporada de secas, especialmente la que puede surgir por actividades de construcción, urbanización y desmontes, a través de una planeación urbana integral.
“Es necesario imponer mayor control para la reducción de emisiones fugitivas. En cuanto a fuentes móviles, contar con información confiable sobre los vehículos con placas federales y vehículos que transitan por libramientos y carreteras. E incluso, la información sobre unidades a diésel es pobre y no hay medidas de control”, señaló el directivo.
Chávez, refirió que se debe entender la realidad geográfica en donde nos ubicamos, pues también el AMM ha crecido entre la zona montañosa, que a veces concentra o impide la dispersión de ciertas partículas en función de los vientos.
Imagen portada: Archivo | MILENIO