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Renato Cisneros: «Escribí una novela de ficción como nunca antes lo había hecho»

Renato Cisneros (Perú, 1976) acudió a una reunión familiar y escuchó por primera vez la increíble historia de Matías Giurato Roeder, un peruano que decide irse de su país a Estados Unidos y se encuentra con la disyuntiva de bombardear Hamburgo en 1943. ¿El problema? En la ciudad viven quienes ama; publica MILENIO.

Él es uno de los protagonistas de El mundo que vimos arder (Alfaguara), novela que vincula la historia del bombardero con el presente a través de la vida de un periodista peruano que también decide dejar su país tras un doloroso divorcio.

¿Dónde encontraste la historia de Matías Giurato?

Por absoluto azar y por eso cobra protagonismo en la historia. En 2014 fui a una reunión familiar, a las que casi no asisto, y ahí contribuyó un poco la suerte porque escuché a una tía que contaba la historia de un viejo tío suyo que había nacido en Trujillo (Perú) y participado en los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial. Era hijo de una inmigrante alemana y me pareció una historia atrapante porque venía acompañada por la encrucijada moral de este personaje, de enfrentar la posibilidad de participar del bombardeo a la ciudad donde había nacido su madre. En esa época escribí una columna periodística y abandoné la historia.

¿Qué pasó después?

Años más tarde, durante la pandemia, volví a encontrar esa historia y sospecho que por alguna razón, ahora que yo también vivo fuera de mi país y entiendo un poco más los códigos del migrante, tuvo más sentido para mí y me interpeló de una manera que no me esperaba.

La historia me pedía que la escribiera en ese momento, pero a mí me hubiese gustado rastrear las claves biográficas del personaje, viajar a Trujillo y averiguar más porque mis novelas anteriores han tenido un poco de indagación periodística, sin embargo, limitado por el confinamiento, tuve que tomar una decisión pandémica: escribir una novela de ficción convencional como nunca antes lo había hecho y me documenté como pude sobre cómo pudo haber sido la vida de este personaje.

¿Qué es lo que más te llamó la atención de Giurato?

La encrucijada moral en la que él se ve envuelto, tiene que resolver en cuestión de segundos a quién le debe ser leal porque ya se siente muy estadunidense, se siente imbuido de toda esa fiebre bélica que efectivamente existió luego de Pearl Harbor. Entonces, él tenía esa lealtad que se cuestiona cuando le ordenan bombardear la ciudad donde vive la única gente que ama y quiere conocer. Es el momento en que Matías tiene que resolver quién es ¿un soldado estadunidense?, ¿un inmigrante peruano? o ¿un descendiente de alemán? Independientemente de cómo lo resolvió, me interesaba ese momento en el que uno tiene que tomar decisiones que lo van a acompañar para el resto de su vida.

¿Hay claves biográficas en la novela?

Hay temas que nunca se van de la obra de un autor y siempre lo están rondando. En mi caso, los vínculos familiares y la paternidad siempre han sido un interés, una preocupación, una obsesión. Sí, algunos de esos viejos temas, antes abordados en mis libros, creo que son las claves que aparecen un poco más desdibujadas pero están ahí.

¿Por qué decidiste jugar con el pasado y el presente?

Primero porque España nunca ha estado presente en mis libros anteriores, aun cuando yo llevo ya casi una década escribiendo ahí. Quería contar también parte de mi experiencia migratoria. Quería volcarlo sobre este personaje más contemporáneo, hablar de la diferencia que hay entre la migración privilegiada que yo he tenido y la migración de millones de migrantes que dejan su país y llegan al otro con una mano atrás y otra adelante, sin saber exactamente qué tipo de destino les espera y quería hablar del tema también.

La portada del libro | Especial

¿Y la guerra?

Quería contrapesar lo que en ese momento, en 2020, yo pensaba que era un anacronismo: hablar de la Segunda Guerra Mundial, pero quería generar una narración más moderna, más contemporánea, un poco con la idea de que sea un libro que dialogue con la realidad.

La historia de Matías por sí sola era muy potente y tenía mucha épica bélica pero pensaba, ‘¿otro libro más sobre la Segunda Guerra Mundial?’ Y mira, en los últimos años más bien se ha actualizado la sensación de que las guerras siempre han estado ahí y los mismos términos que se usaban para describir sus dinámicas ahora se utilizan en Ucrania o en Gaza: bombardeos, búnkers, defensa antiaérea, exterminio, éxodo, es exactamente lo mismo pero reproducido con las claves modernas.

El título del libro, El mundo que vimos arder, nació porque el escritor pensó en la perspectiva del bombardero, quien mira las ciudades incendiadas por las bombas en lo que debió ser un espectáculo dantesco, dentro de una historia que narra la experiencia civil y la aventura épica con los efectos del amor, la locura, la política y la guerra.

Pienso que los dos protagonistas están viendo sus mundos arder.

Totalmente y me gusta que hayas reparado en eso, porque yo siento que así como la generación que vivió y tuvo que pasar por todos los dramas que ocasiona una guerra, la Segunda Guerra, los dramas contemporáneos son otros y uno no necesita estar envuelto en un conflicto de esas dimensiones para sentir también que la tragedia lo ronda. El narrador padece algunas de las preocupaciones que hoy son las dominantes en la sociedad moderna: la preocupación de la identidad, de los vínculos. Un protagonista está pasando por un divorcio y las relaciones con su propia familia se han resquebrajado. Uno no necesita estar en un avión lanzando bombas para sentir que su mundo arde.

¿El título del libro pudo ser ‘El mundo que estamos viendo arder’?

Con el paso del tiempo el título fue adquiriendo resonancias que tienen que ver ya no solamente con las guerras de hoy, estas guerras que hemos comentado, sino con esta sensación muy contemporánea de estar viviendo un cambio de época, de era. Creo que hay una serie de paradigmas que han pasado de ser muy sólidos e indiscutibles a volverse claramente revisables, lo que antes nos parecía que no cabía discusión respecto a la constitución, la libertad de expresión o la democracia, hoy se han vuelto categorías muy endebles, que todo el tiempo están revisandose y junto con eso, tengo la sensación de que el mundo en el que crecí, en el que me hice adulto, se va pareciendo cada vez menos al mundo en el que mi hija empieza a crecer.

La presentación de El mundo que vimos arder se llevará a cabo este miércoles a las 19:00 horas en la librería Mauricio Achar, Miguel Ángel de Quevedo 121.

Imagen portada: Especial | MILENIO

Fuente:

// Con información de Milenio

Vía / Autor:

// Staff

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Autor: lostubos
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