Por Francisco Tijerina Elguezabal
Todos somos iguales ante la ley, pero no ante los encargados de aplicarla. // Stanislaw Lec
Digna de aplauso y reconocimiento la iniciativa presentada el fin de semana anterior por la bancada de Movimiento Ciudadano en el Congreso local solicitando sea descontado a los diputados cada día en los que no tuvieron sesión por falta de quórum.
Los diputados naranjas o sus asesores se dieron cuenta de que su inasistencia a fin de evitar se complete el número necesario de legisladores para sesionar, como medida de presión porque no les toman protesta a dos diputados suplentes de su partido, les estaba costando imagen a los ojos de la ciudadanía y salieron a pedir el descuento salarial.
Haga de cuenta que usted trabaja en la cocina de un lugar en donde venden tacos y llega puntual a su hora de entrada y empieza a chambear, pero cuando llega el momento de hacer los de picadillo usted de pronto se detiene y se sale de la cocina, porque a usted no le gustan o simplemente no quiere hacerlos, pero no se va, sigue ahí y con su actitud detiene todo el proceso.
¿Será suficiente con que le descuenten el día? ¿Habrá que descontarles el día o las horas también a sus compañeros que no pudieron hacer los de picadillo por su inasistencia momentánea?
Las leyes laborales son claras y después de cuatro faltas injustificadas el empleador tiene derecho de rescindir el contrato del trabajador sin otorgarle una liquidación, simplemente su finiquito. ¿Podrían entonces luego de cuatro inasistencias al pleno mandar llamar a los suplentes de quienes van pero no quieren entrar a sesionar?
Los argumentos esgrimidos por los emecistas para reventar las sesiones no parecen suficientes porque no atienden a ninguna ley o Reglamento; su inconformidad debe pelearse por otras vías, descontarles el sueldo no es solución.
Y a todo esto, ¿a usted le gustan los tacos de picadillo?