Por José Jaime Ruiz
Deadline: no hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague. Hace unas semanas se supo de la complicidad cupular del PRIAN por el Acuerdo Coahuila, donde se repartían el botín al ganar las elecciones, incluso de organismos supuestamente autónomos. En Nuevo León el dato y el relato tiene más tiempo: nació formalmente en las negociaciones para que el panista Raúl Gracia –no contaba, según la ley, con la edad suficiente– llegara al Consejo de la Judicatura del Poder Judicial en Nuevo León en una concesión al PAN por parte del Gobierno de José Natividad González Parás. Jurídica y electoralmente, el PRIAN no sólo se fragmenta, se pulveriza con la sentencia del Tribunal Estatal Electoral y el Instituto Estatal Electoral sobre la alianza para las próximas elecciones entre el PRD, el PRI y los albiazules. Todo indica que se cumple el plazo del saqueo del PRIAN en Nuevo León, ahora, después de los comicios, habrán de pagar sus deudas a los nuevoleoneses.
“Se da vista al PRI y al PRD a fin de que dentro del plazo de tres días, contados a partir del día siguiente a la notificación del acuerdo, efectúen las modificaciones que estimen pertinentes con motivo de la exclusión del PAN en el convenio de coalición (…) En caso de no atender dicha vista en el plazo concebido, se entenderá que su intención es que no desean con la celebración del convenio de la coalición, además se informa al PRI y al PRD que las modificaciones al convenio de coalición aprobadas mediante acuerdo IEEPCNL-CG-0392024 quedaron sin efectos jurídicos con motivo de lo determinado por el Tribunal local”, sentencia el Instituto Estatal Electoral.
El Poder Judicial no se toca, gritaron y gritan los panistas, los tribunales no se tocan… siempre y cuando los favorezcan, sí se tocan cuando sus resoluciones afectan el matrimonio bien avenido, aunque contra natura ideológica, del PRI y del PAN.
Así reclamó el dirigente blanquiazul Marko Cortés: “Y resulta entonces que por esa razón no es nuestro derecho a coaligarnos no nos lo están garantizando y quieren, con una decisión del Tribunal amañada, presionada, coludida entre Morena y el gobernador Samuel García, quieren echar abajo nuestra coalición. Se lo decimos al dictadorzuelo ¡No se lo vamos a permitir! Y vengo como dirigente nacional del PAN a decirles que vamos a recurrir juntos, los tres partidos políticos, ante la Sala Regional del Tribunal Electoral porque esto es una aberración”.
Adrián de la Garza ve lejos la Fiscalía General y regresar a la alcaldía de Monterrey, propone como alternativa perdedora a Ricardo Canavati Hadjópulos. Karina Barrón está de antemano derrotada en su competencia al Senado. Guadalupe, Escobedo, García, Santa Catarina… todo apunta a las derrotas del PRIAN. Apodaca y San Pedro no son del PRIAN, ni lo serán.
Escribió Paul Ricoeur que: “Las añagazas del olvido son todavía fáciles de desenmascarar en el plano en el que las instituciones del olvido, cuyo paradigma es la amnistía, dan fuerza a los abusos que son simétricos respecto a los abusos de la memoria» (La memoria, la historia, el olvido. Editorial Trotta). Desmantelado el matrimonio del PRI y del PAN en Nuevo León, a menos de que exista otra argucia legaloide en las que suelen incurrir, habría que discutir públicamente las añagazas del PRIAN, el daño político, moral y al patrimonio de Nuevo León que ejecutaron durante tantos años.
Memoria viva, nunca archivada. Para el PRIAN ni olvido ni amnistía; sí recordar los males; no a la censura de la memoria; no venganza, justicia; ni odio eterno ni memoria olvidadiza; cronosofía de la sensatez y, así, expulsarlos democráticamente a través de las elecciones.
