Por José Jaime Ruiz
“Nunca dejes que tu presa controle la cacería.” // Star Trek / “Voyager”
La vocación de la derecha es la provocación. La vocación de la izquierda es la crítica, la refutación, el argumento, la razón. Para volver a Ramón del Valle-Inclán, hay que actualizar para nuestra realidad la noción de esperpento, ese espejo cóncavo: “El sentido tragicómico de la vida mexicana sólo puede darse con una política sistemáticamente deformada”. La Cuarta Transformación recuperó la dignidad de la política. Esa dignidad de los liberales encabezada por Juárez, esos hombres de los que escribió Daniel Cosío Villegas: “Eran independientes, fiera, altanera, soberbia, insensata, irracionalmente independientes”.
La historia pone a la histeria en su lugar. Los histéricos, los iracundos, los sucios, los dependientes, habitantes del drenaje y los basureros. La servidumbre de Jorge Castañeda ante Vicente Fox; la miseria mendicante de Héctor Aguilar Camín ante Carlos Salinas de Gortari; Enrique Krauze lamiendo los güevos de su tocayo Enrique Alfaro: “El Gobernador @EnriqueAlfaroR honra la tradición liberal de Jalisco. También Mariano Otero enfrentó gallardamente el acoso injusto del gobierno. Y pasó a la historia por resistir”. Ante semejantes esperpentos, Lucas Alamán se revuelca en su tumba.
En la intensidad de las semanas por venir, Claudia Sheinbaum tiene la tarea de explicar el proyecto de nación de la 4T, su segundo piso y las 100 propuestas. Lo suyo no es la confrontación sino la razón y el entusiasmo. Los perdedores querrán subirla al imposible ring de la guerra sucia, pero para deliberar están los debates oficiales y ya. Quienes deberán confrontar cuerpo a cuerpo a ese esperpento de Claudio X./óchitl son Tatiana Clouthier Gerardo Fernández Noroña, Rafael Barajas, Epigmenio Ibarra… y lo hacen muy bien.
La oposición ya perdió, por eso, siendo presas, quieren controlar la cacería a través del golpe blando de la DEA, el desprestigiado prestigio de The New York Times, la flatulencia de los robots con hashtags intrascendentes (Atlas Network), la tormenta de mierda recomendada por Castañeda, los montajes insípidos de Carlos Loret de Mola, el nado sincronizado de Reforma, El Universal, Televisa, TVAzteca, Radio Fórmula, Imagen; la provocación PRIANazi usando banderas de la izquierda como Ayotzinapa o el feminismo. Herida de muerte, la partidocracia neoliberal quiere ensuciarlo todo, deslegitimar la elección con sangre, por eso sus temas son la inseguridad, la violencia, el narco, el miedo.
No sólo despejarle el camino a Claudia para que lo suyo sea la campaña propositiva, también reproducir orgánicamente en redes las réplicas de Clouthier, Fernández Noroña, Barajas, Epigmenio. Y a los parricidas –asesinaron ideológicamente a sus tutores Octavio Paz, Cosío Villegas– exhibirlos en sus miserias.
La violencia, la rabia, la impotencia, la cólera, la furia están del lado perdedor. La imbecilidad reciclada, reiterada: “Un peligro para México”, “Seremos como Venezuela”, “Vivir sin miedo”. La revolución de las conciencias existe, no caer en provocaciones físicas; propiciar las provocaciones intelectuales, éticas. Ellos ya perdieron, se trata ahora de ir por todas las canicas: el Plan C en marcha. Y, así, el entusiasmo y la alegría por la victoria. Ya lo decía Gramsci: “Como un canto existe en la fantasía del poeta antes que en el libro impreso, la nueva organización social existe en las conciencias y las voluntades”. Contra la histeria, hacer historia.