Por Francisco Tijerina Elguezabal
“Con bota, camioneta y sombrero, cualquier güey es ganadero.” // Dicho ranchero
Sin importarles el descrédito y el profundo hoyo en el que están metidos en materia de credibilidad y confianza, políticos y partidos insisten y se esmeran en demostrarnos que eso les importa un pito, porque están realmente convencidos de que la mejor manera de ganarse el voto es haciendo show.
Son la generación de las redes sociales, de las nuevas tecnologías, de lo mero, mero, más moderno, del “quítate que ahí te voy”, para los que la parafernalia de los candidatos es mil veces más importante que las propuestas.
Pero hasta en eso se equivocan, porque en su valemadrismo no ponen atención en los detalles. ¿Sombrero? Sombreros los de Kevin Costner interpretando a John Dutton en “Yellowstone”, porque he visto recientemente a un candidato que trae una “guaripa” que parece de cartón, sin forma, que diese la impresión la sacó del baúl de utilería de mi añorado Lalo “La Changa” de Witchy Band. Y por el rumbo andan varios.
Se instalan en un disfraz pensando que con este convencerán a los electores cuando en realidad están muy lejos de ello.
Se ponen la indumentaria de trabajo y repiten como merolicos las mismas frases, pensando que al repetirlas terminarán por convencer a los votantes.
Cada vez es mayor el número de personas que analiza con lupa las propuestas y escucha detenidamente los discursos, que deja de fijarse en los envases para centrar su atención en el contenido de los frascos y sí, es importante el envoltorio, pero no más de lo que lleva dentro.