Por José Jaime Ruiz
La Ciudad de México seguirá siendo de izquierda o no será. El debate chilango demostró dos visiones de ciudad: la política como negocio o la política como comunidad. La propiedad privada de las funciones públicas o las funciones públicas como ejercicio de inversión social. El voto que se juega es el voto de la clase media, el aspiracionismo que promueve Santiago Taboada o la izquierda promotora de empresarios de todos los niveles, una especie de desarrollo económico con democracia y justicia social que enarbola Clara Brugada.
En el intento de adjudicarse el voto, Santiago trató de congraciarse con la demografía (Iztapalapa) y Brugada con la geografía (la Benito Juárez). El clasismo de Taboada, no obstante, no es diferente al de Denise Dresser (“Reforma constitucional para obligar a todos los miembros del Partido Morena a vivir en Iztapalapa”). Iztapalapa no votará por el PRIAN, pero Juárez y otras delegaciones sí podrán ser recuperadas, en intención de voto en este momento, por Morena.
De entrada, Santiago carece del voto de la mayoría de las mujeres. El 8M demuestra que ese voto es imposible para la derecha y sus abominaciones, como los mensajes cruzados entre Taboada y otros funcionarios despreciables que cosifican a sus secretarias. La Ciudad de México aloja a una de las manifestaciones del 8M más comprometidas, numerosas y conscientes del planeta. ¿Por qué votar por la misoginia?
El desprecio de Santiago Taboada por otras regiones del país, sobre todo el sureste, lo hermana con el acosador Gabriel Quadri, con Lorenzo Córdova y Jorge Castañeda; tampoco es diferente al desprecio que manifiesta Xóchitl Gálvez por el sureste (“Nadie va a ir a trabajar ocho horas seguidas porque no es su cultura”) o por el norte (“Tijuana no es nada bonita, como Cancún, eh. La verdad”). Ombligo de la luna, la Ciudad de México no sólo es la ciudad de México, es la capital del país y representa a todos. Desde los aztecas, la otrora región más transparente del aire, el Valle de Anáhuac, es tierra de inmigrantes. La raíz de sus ciudadanos es plural, múltiple, mexicana.
En un intento por allegarse el voto, Santiago acusó a Brugada de adquirir un inmueble por un valor irrisorio de 339 pesos bajo la sugerente premisa que en cuestiones de corrupción todos los políticos son iguales. La declaración patrimonial a la que se refiere Taboada fue un simple error en el costo de la escrituración que luego se corrigió. Lo que no se puede “corregir” es la corrupción del Cártel Inmobiliario.
A pesar de su falta de aplomo y su nerviosismo ante las cámaras, lo que queda en el posdebate es la contundente frase de Brugada: “…ese es Santiago Taboada o simplemente como me han dicho algunos empresarios de la Benito Juárez, Santiago Tajada”. De aquí hasta su derrota, y aún más allá, Santiago no podrá quitarse la estocada, el mote adjudicado por la esgrima verbal de Clara. Lo que se pretende es una ciudad con calidad de vida para la libertad, para la inclusión, para la diversidad, no una ciudad para el egoísmo y los negocios de la alta sociedad, de esa alta suciedad del moche y la tajada.
Frente a los edificios de la corrupción del Cártel Inmobiliario, la oligarquía y Claudio X./óchitl, la edificación de la utopía, el chilango moment. El voto razonado, el voto útil para el Plan C, Claudia Sheinbaum y Brugada. Y, así, recuerdo ahora a María Zambrano: “Es lo propio de la utopía, ser razón edificante”.
