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Mariana y Adrián, “selfie” al óleo

Por José Jaime Ruiz

@ruizjosejaime

@lostubosmty

Si lo viejo es lo que no termina de morir y lo nuevo lo que no termina de nacer (Gramsci) en el reduccionismo simbólico de las próximas campañas electorales en Nuevo León, asistimos a una confrontación entre formas patriarcales, disciplinarias y verticales, en contra de formas femeninas, amables, liberales y horizontales. La tarea de Mariana Rodríguez Cantú será positiva, es decir, ganarle a Adrián de la Garza Santos la alcaldía de Monterrey; la tentativa de Adrián es no perder y, por tanto, es una tarea negativa, como lo hizo cuando se enfrentó al panista Felipe de Jesús Cantú.

La fisicidad en Adrián de la Garza deviene en compacidad, lo suyo es lo compacto, el Big Brother panóptico, la plaza como una elongación de fuerza del espacio cerrado del gym. Para imponer la docilidad, la sumisión, la obediencia patriarcal, De la Garza es un ser político “hacia adentro”; rehúye de la movilización, del tocamiento, una masculinidad que se ejerce como blindaje: siempre prefiere ser fiscal o policía, a ser gobernador o alcalde. Endurecido por dentro y por fuera, batalla en proporcionar una amable gestualidad, lo suyo no es la empatía sino la distancia. Solitario, oscuro, Adrián se asume como un Batman regio que, desde su patriarcado, “salva” la ciudad.

Hay dos arenas en el territorio que domina Mariana, la movilidad digital y la movilidad de la calle. Primero, porque domina como ningún político en México el tejido digital ya que el “capitalismo de la información, que se basa en la comunicación y la creación de redes, hace que técnicas de disciplina como el aislamiento espacial, la estricta reglamentación del trabajo o el adiestramiento físico queden obsoletas. La ‘docilidad’ (docilité), que también significa sumisión u obediencia, no es el ideal del régimen de la información. El sujeto del régimen de la información no es dócil ni obediente. Más bien se cree libre, auténtico y creativo. Se produce y se realiza a sí mismo (Infokratie. Digitalisierung und die Krise der Demokratie. Byung-Chul Han, 2021).

Mariana anda en las calles y avenidas como si hilara en las redes digitales, ella no pretende un poder autoritario (Adrián como comisionado del régimen disciplinario) sino un poder “autorizado”, autorizado por sus seguidores digitales y por las filas de automovilistas que buscan un “pegote”, una calcamonía en sus carros. Veo muy difícil, sino es que imposible, que Adrián use la estrategia de las calcas porque sus promotores, el PRIAN, han sido desautorizados, como él mismo para ser gobernador, por los ciudadanos:

“El régimen de la disciplina que describe Foucault utiliza el aislamiento como medio de dominación: ‘La soledad es la primera condición de la sumisión total’. El panóptico con celdas aisladas unas de otras es la imagen ideal y simbólica del régimen de la disciplina. Sin embargo, el aislamiento ya no puede aplicarse al régimen de la información, que explota especialmente la comunicación” (Byung-Chul Han).

Adrián de la Garza, y el PRIAN, están acostumbrados a las campañas negras (la investigación policiaca contra Clara Luz Flores) y a la judicialización de los comicios (la segunda elección frente a Felipe de Jesús Cantú). Superado en la arena digital y en la calle por el entusiasmo abierto y femenino de Mariana, Adrián de la Garza y su cómplice, Francisco Cienfuegos, recurrirán de nuevo a las campañas negativas, a las campañas negras pegándole al gobernador Samuel Alejandro García Sepúlveda para disminuir y descarrilar a Mariana Rodríguez Cantú.

Adrián tiene a su favor el gran negativo que significó la gestión frustrada de Luis Donaldo Colosio Riojas en Monterrey que dejó la ciudad tirada. Paradójicamente, en eso se hermana con el candidato de Morena al Senado, Waldo Fernández, quien es un puntual crítico de la administración de Colosio Riojas. El problema de Adrián de la Garza es su pasado porque no se puede ejercer un futuro luminoso teniendo un oscurecido pretérito y manteniendo un desdibujado presente.

Habitante de los viejos territorios del encierro (C4 o C5’s), la oscuridad (fiscalías), su tiempo para la fisicidad del gym y no para la corporeidad social, ciudadana, y las campañas electorales negras, policiacas, Adrián tendrá que reinsertarse en los nuevos territorios de movilidad u olvidarse, después de este intento, de la política de elección popular.

(José Jaime Ruiz: Escritor y periodista, es autor de los libros La cicatriz del naipe (Premio Nacional de Poesía “Ramón López Velarde”), Manual del imperfecto políticoCaldo de buitre El mensaje de los cuervos. Fue jurado y tutor del Sistema Nacional de Creadores de la Secretaría de Cultura en la especialidad de “Poesía”. Colabora en el periódico Milenio y dirige el periódico digital www.lostubos.com.)

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// José Jaime Ruiz

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Autor: stafflostubos
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