Por José Jaime Ruiz
Changa vieja no aprende maroma nueva, no hay semana que no dé “a la deshonra o al patíbulo”. Errores como horrores o su mediocridad galopante, primero “güeyando” a los sexagenarios y estos días expulsada por los jóvenes: “¡Fuera Xóchitl, fuera Xóchitl”! La candidatura de Xóchitl Gálvez colapsa, todo lo “xóchildo” se desvanece en el aire. Como sucedió durante todo el sexenio, el gerente de la oligarquía, Claudio X. González, se equivocó, perdió las gubernaturas y en 2024 perderá la Presidencia de la República y el Congreso. En el recuento de los daños, el PRIAN picudeó, Marko Cortés y Alejandro Moreno aseguran sus curules; aunque sus partidos fenezcan, ¡qué importa!
Como en la novela de Mary Shelly, los doctores Frankenstein crearon la candidatura de su monstruo con despojos: resquebrajaron una elección abierta y Xóchitl fue ungida por cargada y dedazo, ergo, no es una candidatura ciudadana sino una representación del PRIAN. Reventaron mediante falsas encuestas a Beatriz Paredes, quien hubiera sido una adversaria inteligente; siguieron los dictados de la DEA y la CIA a través de cajas de resonancia como ProPublica, el New York Times, AtlasNetwork y, localmente, los montajes de Latinus reproducidos por los otros medios de manipulación nacionales; quisieron darle legitimidad a la candidatura de Xóchitl a través de la farsa intelectual encabezada por Enrique Krauze, Héctor Aguilar Camín y Jorge Castañeda; usaron a Norma Piña y la Suprema Corte para horadar la campaña de Claudia Sheinbaum a través de la persecución política en contra de Arturo Zaldívar, el chirrión salió por el palito; pretenden deslegitimar las elecciones con el falaz argumento de la inequidad –“cancha dispareja” –, y ni siquiera pueden armar un buen lawfare: cada misil que lanzan se convierte en tirititito.
Batida en el debate, en el terreno y en las redes sociales, a Xóchitl Gálvez su pasado de corrupción la espera, la reclama. Sus errores y contradicciones son tan evidentes que su memez es meme cotidiano. En la anatomía de su caída, en la autopsia de la campaña, entra también la agenda improvisada, contingente, sin logística estructural, todo lo contrario de las 100 Propuestas de Sheinbaum y su estructurada campaña. Los temas de Xóchitl son de rebote, no concurrentes, ocurrentes –las afores esta semana. Los lapsus recurrentes: Joaquín López-Dóriga, María Julia Lafuente, Jesús Zambrano, quienes le llaman “Claudia”; los gazapos, cotidianos. Quien quiera profundizar en la anatomía de una caída tendrá que entender lo anterior para realizar la necropsia de esta derecha políticamente mediocre.