Por Obed Campos
No me voy a meter en vericuetos legales porque abogado no soy, y leguleyo menos, pero el caso de Sandra Paola González Castañeda, la aspirante dizque morenista a la alcaldía de Juárez, Nuevo León, me suena para que pudiera ser clasificado como el delito de simulación procesal.
¿Por qué? Ah, pues porque el periodista Víctor Badillo, quien no tiene un pelo de tonto y tampoco tiene pelos en la lengua, descubrió que la ex diputada federal alega que vive en el domicilio de la Sección 66 114, Colonia Lomas del Sol, código postal 67254 en aquel municipio de Juárez, Nuevo León…
Y la dama debe de haber presentado documentación que acreditara “su domicilio” tal como un recibo de agua, luz, gas, teléfono o el que usted quiera…
Peor aún, Badillo cuenta que en la entrada diferentes autoridades han dejado pegadas sendas notificaciones dirigidas a Sandra Paola, las cuales, obviamente, ella no ha contestado.
Muchos alcaldes y alcaldesas de Nuevo León, y no precisamente del área metropolitana, nunca han vivido en los municipios que les tocó en suerte electoral gobernar.
El caso que más me llamaba mi atención era el de un cacique de Doctor Arroyo, con credencial de elector de allá, pero con residencia en la colonia Obispado acá en Monterrey. El cacique, así, con todas las letras, hacía el viaje de hasta seis horas los fines de semana para ir a firmar papelería y recoger las maletas de efectivo.
Y actualmente ahí tiene el caso de Pesquería, cuyos sátrapas de apellido Lozano, viven en San Pedro, tal y como el de Cerralvo, Baltazar Martínez, quien reside en la colonia Cumbres en Monterrey.
Pero volviendo al caso de Sandra Paola, cuando fue diputada federal, como el burro que tocó la flauta, vivía en la colonia Satélite, en Monterrey y esa casa de Juárez la usaban como quinta los fines de semana.
Un mal queriente de la dama me escribe ayer: “La madreada sería que si Paola ganara las elecciones, cosa que se ve muy lejana, gobernaría de fin de semana, pues no conoce Juárez ni su gente y sólo va a las carnes asadas y la alberca dominicales”.
La pregunta de los 64 mil pesos es quién le pone el cascabel al gato.
¿No sería la autoridad electoral la responsable de aclarar esta grave simulación?
Peor aún: en esta situación Sandra Paola va en contra del profeta macuspano y su mandamiento de “No mentir, no robar y no traicionar” o ¿cómo era?