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“Uno comete errores, uno está expuesto a equivocarse”

Por Carlos Díaz Barriga

Por alguna razón el Presidente hoy luce con más energía física. A su lado, Manuel Bartlett Díaz, levanta de la silla a sus casi 90 años. Y camina con todos ellos rumbo al atril; hoy sí lo acompañan. En el micrófono, rejuvenece. Sabe cómo hablar y qué decirle a un Presidente de la República que está a un metro de distancia. Lleva unas siete vidas ejerciendo el noble oficio. Resurgiendo una y otra vez de sus propias cenizas. Es el ave Fénix de la mitología griega, el ave Bennu del Antiguo Egipto. Y de la mitología azteca, el tyrannosaurus mex.

“El Sistema Eléctrico Nacional es una hazaña del pueblo de México, impulsada por tres grandes presidentes… Lázaro Cárdenas del Río… Adolfo López Mateos… (y) Andrés Manuel López Obrador”. Es el más polémico de todo el gabinete. Inamovible. Del primero al último minuto del sexenio. Como lo fue en la presidencia de Luis Echeverría (1970-1976), como su Director General de Gobierno -en Gobernación-. Como lo fue como Coordinador General de la campaña de Miguel de la Madrid, del que fue su Secretario de Gobernación. Los seis años, que cerró operando la elección del 88 contra Cuauhtémoc Cárdenas, a favor de Carlos Salinas, quien lo hizo, su Secretario de Educación Pública. Lo observo. Sano. Usó la receta ancestral. El tiempo lo cura todo. Hasta el olvido.

El mandatario llama a Salinas de Gortari “el padre moderno de la desigualdad”. Recuerda que “al año de haber llegado al poder ya se le había olvidado a la mayoría, que se había cometido un fraude electoral y que lo habían impuesto en la Presidencia”. A su inmediata izquierda, Manuel Bartlett, sentado con estilo, aguanta; en la tele, los seguidores del movimiento de la 4T, ven la escena. Y aguantan.

Hace balance: “Yo creo que he padecido poco de traiciones, no han tenido efectos nocivos… una de las cosas que más lamento fue el fraude en Segalmex… por descuido, mala suerte… pero se recuperó el dinero… yo diría que ésa es la mancha que me llevo”. No hay mención al descuidado exdirector de esa institución, Ignacio Ovalle; el que en 1976 era Director General del Instituto Nacional Indigenista.

También habla de los los ministros de la Corte “traidorzuelos… uno comete errores, uno está expuesto a equivocarse… en esta tarea, en este proceso de transformación, se tiene que pagar cuotas de humillación”. Habla de la lealtad “está en los sentimientos del pueblo”. Bartlett, estará pesando ‘y aquí; de ida y vuelta’. Lo apoyó desde 2006. Entonces quizá le contó que su padre, Manuel Bartlett Bautista, era el gobernador de Tabasco el 13 de noviembre de 1953, donde y cuando Andrés Manuel López Obrador nació. Unidos por el destino.

El Presidente explica, desde Palacio, la vivencia política: “los amigos son de mentira y los enemigos de verdad”. Sobre el tema Ayotzinapa “hasta el día de hoy no tengo pruebas de que haya intervenido en la desaparición de los jóvenes el Ejército”.

Hoy, justo hoy, menciona 31 veces la palabra corrupción: “hagan una investigación del dinero que tienen los principales dirigentes, empezando por el presidente, del movimiento de transformación. Bartlett, aprueba. “¿A quién le gusta el dinero? ¿A quién lo enferma el dinero?, no sean ambiciosos, los departamentos en Miami, en Nueva York, las residencias en las zonas exclusivas, no, no, no”. Bartlett, respetuoso, escucha, cruzado de brazos. Sabe que la vida es eterna. Mañana será igual que hoy.

Cuando el Presidente despertó, Bartlett todavía estaba ahí.

@diazbarriga1

Fuente:

// Con información de Milenio

Vía / Autor:

// Carlos Díaz Barriga

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Autor: stafflostubos
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