Por José Jaime Ruiz
Las leyes con que juzgas, ¡oh Batino!,/ menos bien las estudias que las vendes;/ lo que te compran solamente entiendes;/ más que Jasón te agrada el Vellocino.// El humano derecho y el divino,/ cuando los interpretas, los ofendes,/ y al compás que la encoges o la extiendes,/ tu mano para el fallo se previno.// No sabes escuchar ruegos baratos,/ y sólo quien te da te quita dudas;/ no te gobiernan textos, sino tratos.// Pues que de intento y de interés no mudas,/ o lávate las manos con Pilatos,/ o, con la bolsa, ahórcate con Judas.
// A un juez mercadería / Francisco de Quevedo
La hoja de vida de Margarita Ríos-Farjat tiene una mancha indeleble: la traición. Alguna vez quiso sublimarse en el arte poético, pero lo suyo no es la estética sino la antiética. Toga de picos pardos, enfangó la amistad de Beatriz Gutiérrez Müller y Andrés Manuel López Obrador. En un intercambio de chat, la sumisa Lourdes Mendoza deshojó su inmoralidad.
Exhibida por Lourdes Mendoza, la ministra administra su mentira litigando por un control de daños donde las redes, con un fallo inapelable, la condenan: culpable. Margarita mal bucea, balbucea, se incrimina:
“Para cuando le contesté, no había leído lo que escribió, y busqué dar una respuesta amable a su cortesía de enviarnos su columna publicada…”. Si la ministra así es de acuciosa para leer, administrar, dictaminar, sentenciar, pobres de aquellos que requieren justicia. Margarita no leyó y, sin embargo, felicitó a Lourdes, según ella, porque “visualmente” le llamó la atención la columna.
“…contesté que sería interesante una reunión con el medio, pensando en resolver las dudas que pudieran existir sobre el gran tema judicial que tiene a la sociedad dividida”. Dijo la ministra convertida en cabildera. Ni El Financiero ni sus directivos ni Lourdes tienen dudas: están fervientemente en contra de la reforma judicial. La connivencia entre la ministra y Lourdes raya en el Visto Bueno. Así se dan las correas de transmisión, los cohechos, entre el poder judicial, los poderes fácticos, la oligarquía y los medios de manipulación. Deshojada la margarita, Ríos-Farjat asume su membresía en el club de Germán Martínez, Lilly Téllez, Sergio Mayer, el Supremo Club de los Traidores.