Si de cinismo se trata, el fisco de Estados Unidos se lleva la medalla de oro. Al menos así lo documentan analistas hacendarios de ese país e indocumentados a quienes les quitan más de nueve mil dólares de impuestos, por persona y cada año, a través de diversas vías legales y de seguros sociales falsos; informa MILENIO.
Investigaciones del Instituto de Política Fiscal y Económica (ITEP, por sus siglas en inglés) registran que mientras el presidente electo Donald Trump y otros políticos planean echar e intimidar a personas provenientes de países “de mierda”, a quienes violentan tachándolas de ser abusadoras sexuales o de comer perros, su gobierno se queda con millones de dólares del trabajo de esa gente sin papeles.
Casos de mexicanos en Estados Unidos
A Julián Ramírez, de 40 años, oriundo de la costa chica guerrerense, le deducen cada semana 600 dólares semanales, es decir el 35 por ciento de su salario, en una empresa de reparación de autos en Atlanta para la cual trabaja desde el 2016, con un seguro social inválido que mandó a hacer en un sitio clandestino.
«Mi cheque dice que algunas de las deducciones son para Social Security, Medicare y el retiro a los 65 años, pero sé que no puedo tenerlos”, describe a MILENIO en entrevista telefónica desde Georgia, donde se dedica a hacer funcionar los vehículos destartalados de “los güeros”.
La tolerancia por parte del Estado a los números de seguro social falsos que usan los indocumentados es parte de un doble juego para exprimir fiscalmente a ese tipo de trabajadores con mínimas obligaciones, y estos la aceptan a cambio de una mejor calidad de vida que en sus países.
Julián dice que “no le queda más remedio que aceptarlo” porque gana más que en México, y su vida no está en manos de los narcos y extorsionadores que controlan la economía de su lugar de origen, el violento estado de Guerrero.
Un acuerdo desigual
Los hallazgos del ITEP, con base en un análisis a los reportes oficiales de 2022 en Estados Unidos, coinciden con lo que Julián mira en su cheque: que a los indocumentados –en su mayoría mexicanos– les descuentan impuestos con alevosía y ventaja.
«Una tercera parte de los más de 96.7 mil millones de dólares (mdd) que ellos pagaron en 2022 se destinó para financiar programas a los que esos trabajadores no tienen acceso por su condición migratoria», advirtieron entonces Carl Davis, Marco Guzmán y Emma Sifre, autores del estudio que causó revuelo en múltiples foros cuando se hizo público.
Del total de los gravámenes aplicados a la gente sin papeles, 25 mil 700 mdd fueron para Seguridad Social, 6 mil 400 mdd para Medicare y mil 800 mdd de seguro para el desempleo, pero les está impedido reclamar cualquiera de esos tres servicios porque usaron ese seguro social “chueco” que sirve para que el fisco cobre sin dar el derecho a ir a un hospital y mucho menos jubilación.
Julián piensa en ello mientras arregla frenos, revive motores y sistemas eléctricos de automóviles. No lamenta las “artimañas de los gringos” para quedarse con parte de su «lana» porque ha podido enviar remesas para ayudar a su mamá en Guerrero, tener dos coches y alimentar a su bebé, pero esta gratitud no significa que ignore los abusos.
Los gobiernos federales, estatales y locales estadunidenses aplican una amplia gama de impuestos y la mayoría de ellos afectan de alguna manera a los inmigrantes como él, y no solo en los descuentos directos a través de la nómina que le hace el gobierno federal.
En las ciudades donde viven, al igual que sus vecinos, tributan sobre ventas y consumos; bienes y servicios públicos, productos para el hogar, gasolina y sobre la propiedad de sus viviendas o alquiler mensual.
En total, abonan a las haciendas locales de los 50 estados de la Unión Americana 33 mil mdd al año aproximadamente. Los más beneficiados: California (se lleva 8 mil 470 mdd), Texas (4 mil 872), Nueva York (3 mil 100), Florida (mil 844), Illinois (mil 551) y New Jersey (mil 325).
A pesar del jugoso monto, a la mayor parte de ese dinero bien habido, sea en la construcción, los restaurantes, los hoteles, la limpieza, los juegos mecánicos, la agricultura y muchos más rubros legales, no se le permite deducir como a cualquier otro contribuyente: no puede justificar los desembolsos de sus dependientes económicos ni gastos necesarios para su trabajo.
En 2017 Trump impuso una ley fiscal que impidió desde entonces a los inmigrantes y sus familias beneficiarse del Crédito Tributario por Hijos (CTC). Desde entonces a Julián no le devuelven nada del dinero que le quitan de la nómina y además debe pagar más o menos 5 mil dólares al final del año fiscal al gobierno federal. Los gravámenes locales son aparte.
Al final de cuentas, alerta el ITEP, “los indocumentados en 40 estados terminan pagando tasas impositivas estatales y locales más altas que el uno por ciento más rico de los hogares que viven en esas federaciones”.
Mínimos requisitos… ¡para pagar impuestos!
El negocio es redondo para el fisco estadunidense. Se hace de la vista gorda con los números de seguridad falsos que permiten en las empresas con menos de 20 empleados, y a los trabajadores de las compañías más grandes les exige un Tax ID, el número de identificación fiscal personal conocido como ITIN.
Cualquier indocumentado puede tramitar este documento sin restricciones, sólo con su pasaporte, un comprobante de domicilio y dale: ¡a pagar impuestos!
Con el ITIN, el Estado tiene todas las facilidades para la recaudación al permitir la apertura de cuentas bancarias y una cuenta virtual en línea donde el inmigrante puede ver sus historiales de pago, los registros de impuestos, los adeudos. Justo ahí Julián pudo enterarse que en el año fiscal 2024 le quitaron en total poco más de 21 mil dólares de impuestos y además debía 5 mil dólares, mismos que está pagando a plazos.
No pudo deducir los gastos de su hija ni los relacionados a su trabajo porque, al no ser ciudadano ni residente oficial se le impide acceder al Crédito Tributario por Ingresos del Trabajo, conocido como EITC.
“Al final no puedo reducir casi nada”, lamenta. “Lo peor es que nadie lo cree por más que les explico a los güeros. “Yo creo que si quieren deportarnos como andan diciendo, entonces que el gobierno de Estados Unidos nos devuelva los impuestos que se queda por la mala”.
—¿Por qué sigue pagando? —se le cuestiona.
—Porque dicen que si cumples con los impuestos puede ayudar a tu caso si un día tienes la posibilidad de regularizarte, y uno nunca pierde la fe.
Lo bueno y lo malo del ID fiscal
No existe una cifra oficial sobre el número de personas sin documentos que presenta sus declaraciones con el Tax ID, pero análisis externos coinciden en que la tasa de cumplimiento oscila entre el 50 y el 75 por ciento.
Entre las cumplidoras se encuentra Maribel Lucas, originaria de Hidalgo, quien creó una empresa de limpieza.
“Había mucha demanda y no me daba abasto, y platicando con gente que sabe, me recomendó abrir una compañía con un número ITIN”, detalló.
“Sabía que iba a pagar, pero de todos modos a mi esposo le descontaban 8 mil dólares al año a través de la nómina y nunca le devolvían nada por no tener papeles y por eso me decidí”.
Inmediatamente se dio cuenta de que tampoco podía deducir mucho con el ITIN, pero siguió adelante. Ahora cuenta con tres empleadas, tiene una casa propia, un auto y ha viajado aunque sólo dentro de Estados Unidos porque si sale del país tendría que volver por el desierto.
A Raleigh, Washington, emigró a los 14 años junto con su pareja de 20 años a quien conoció en la Ciudad de México. Pobre en Hidalgo y con una familia disfuncional, ella se había ido de casa a trabajar a la capital.
Limpió casas, vendió discos y otros chunches sin lograr mejorar su calidad de vida y por eso se fue. Su hijo nació en 2005. Tres años después, harta de su situación migratoria, intentó volver a México a lo mismo: los salarios bajos, las necesidades muchas, la frontera cerca con todo y su sistema tributario retorcido al que aporta 7 mil dólares anuales vía ITIN.
El número de identificación fiscal tiene tantas ventajas como desventajas. Georgina Parra, contadora de origen oaxaqueño radicada en Raleigh que ha dedicado más de 15 años a atender impuestos de inmigrantes, comenta que entre los pros destacan la apertura de créditos hipotecarios y, por mucho, la creación de empresas como la de Maribel.
“Ha sido muy positivo”, estima.
En un estudio de la Universidad de California en Los Ángeles, el economista Robert Fairlie documentó que cada mes del 2013 los latinos –documentados o no– abrieron 600 negocios en Estados Unidos. Esto es más o menos el doble en comparación con otras minorías: los negros abrieron 340; los asiáticos 310, y los estadunidenses blancos no hispanos 280.
Más del 99 por ciento de esas empresas son pequeñas y medianas a cuyos propietarios se les exige el número de identificación fiscal, así sean indocumentados.
“Entre las principales desventajas del ITIN cuando no se es ciudadano o residente es que se paga un interés más alto en cualquier préstamo. Por ejemplo, si el interés normal es de 4 por ciento, con ITIN es del 7.5 u 8 por ciento”, subraya la contadora Parra.
“El gobierno estadunidense está un paso delante de los indocumentados, saca provecho de su necesidad de trabajo para quedarse con sus impuestos”, concluye.
Trabajadores temporales también le entran
El fisco de Estados Unidos gana de los impuestos a inmigrantes, incluso cuando el lugar de residencia de estos es fuera de la Unión Americana, como ocurre con los más de 400 mil trabajadores temporales a los que grava anualmente a través de las visas H2-A y H-2B, en su mayoría mexicanos campesinos u obreros.
A diferencia del acuerdo de trabajo temporal con Canadá, para la contratación de trabajadores temporales hacia Estados Unidos no intervienen los funcionarios del gobierno.
El reclutamiento queda en manos de particulares que se aprovechan del desconocimiento de los migrantes sobre el sistema hacendario de allá.
“Los reclutadores les dicen que tienen que pagar impuestos más no la cantidad ni cómo.
“En consecuencia, al no hacer su declaración no hay reembolso, aunque los temporales sí pueden deducir gastos de dependientes económicos”, explicó Mario Torres, ex diputado migrante y activista binacional.
Una encuesta de la empresa Jaguar Tax, especializada en impuestos de migrantes temporales, reveló que casi el 100 por ciento de este tipo de trabajadores no deduce impuestos y calcula que Estados Unidos se embolsa por ello alrededor de mil millones de dólares. “Un dinero que bien podría regresar a México”, proyectó Torres.
MILENIO solicitó información a la Secretaría de Relaciones Exteriores acerca de un posible plan de acción oficial para apoyar a recuperar ese dinero, o el otro que les deducen a los indocumentados mexicanos, pero no hubo respuesta.
Para el Instituto de Política Fiscal y Económica, una solución sería proporcionar a los indocumentados “al menos” permisos de trabajo, si no se quiere hacer una reforma migratoria. En su informe sobre el tema detalla que sería no sólo un asunto de congruencia y humanitario, sino pragmático porque aumentarían aún más las contribuciones fiscales.
“Estimamos que esta autorización de trabajo aumentaría su contribución fiscal por alrededor de 40 mil millones al año”, calcularon los autores del informe.
Cifras
Lo que pagan, Millones de dólares (mdd)
En un año sumaron 96.7 mil mdd en impuestos federales, estatales y locales.
- 59.4 mil mdd federales.
- 37.3 mil mdd estatales y locales.
Les descontaron por servicios que no pueden reclamar:
- Seguridad Social (25.7 mil mdd)
- Medicare (6.4 mil mdd)
- Seguro de desempleo (1.8 mdd)
Perfil
Más de cuatro de cada 10 son mexicanos.
- 86 por ciento asalariados
- 14 por ciento autoempleados
- Tienen más de 16 años en Estados Unidos
¿Cuáles fueron los estados que más recaudaron?
(Millones de dólares)
- California: 8 mil 470
- Texas: 4 mil 872
- Nueva York: 3 mil 100
- Florida: mil 844
- Illinois: mil 551 millones
- Nueva Jersey: mil 325 millones
Imagen portada: Archivo