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El Norte o de la humillación

Por José Jaime Ruiz

josejaimeruiz@lostubos.com

@ruizjosejaime

El Norte optó por expulsar la deontología, la ética, de sus páginas impresas y de su información digital. No hay ningún problema cuando se hace periodismo militante, de derecha o de izquierda, sólo que no hay que confundir a los lectores pretendiendo manipular con un supuesto periodismo veraz e imparcial. Una de las lecciones de estas elecciones es la derrota del rotativo de la calle Washington: despreciaron la democracia y la democracia, a través de dos candidatos y una candidata, los humilló.

Cartas marcadas, dados cargados. La obsesión del dueño de El Norte, Alejandro Junco, por el presidente Andrés Manuel López Obrador lo lleva a la compulsión. Ahora resulta que el “debate” del periódico fue objeto de un complot orquestado desde Palacio Nacional. La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida. ¿Quién monopolizaba antes la palabra “compló”?

López Obrador golpeó recientemente una y otra vez a Reforma / El Norte en la mañanera, diciendo que imponía gobernadores en Nuevo León y éstos resultaban mediocres y ladrones. Alejandro Junco cayó en el garlito e impulsó encuestas fake donde mostraba una tendencia al alza increíble de la candidatura de Samuel García. Las delirantes encuestas soslayaron variables necesarias, como el debate de Meta 21 de Multimedios, un debate, ese sí, incluyente, transparente y democrático.

Alejandro Junco se definió por Samuel García, Samuel erró al definirse por El Norte: canceló la posibilidad de cobertura con otros medios. Al aceptar el formato fantasmal del periódico, ser el actor principal de esa farsa, el candidato de Movimiento Ciudadano perdió, y tal vez no pueda recuperarse. Samuel debió evaluar que El Norte es un medio más, no es EL MEDIO; que Dante Delgado, un vividor de “la vieja política”, sea el defensor a ultranza de Samuel, poco le conviene a Samuel.

La renuncia de al menos ocho consejeros de El Norte que participaron en el soliloquio da cuenta de lo grave de este periodismo militante de derecha que se pretende periodismo a secas. Las redes sociales ya condenaron el evento y, más que el ridículo, el absurdo. La soledad de los moribundos es así: cuando convocas y sólo uno viene, no es problema de los convocados, es problema del convocante.

Las torres que en el cielo se creen –como dice una vieja letra– siempre caen en la humillación. El encuentro de El Norte no era un encuentro periodístico, era una trampa política. Y, se sabe, la política sirve para evitar e incluso salirse de las trampas. Aquí no hay ninguna conspiración ni complot de Clara Luz Flores, Adrián de la Garza, Fernando Larrazabal y López Obrador. Existe una pésima política editorial. Los Junco se la jugaron y perdieron y perdieron credibilidad.

Es indigno de un medio de comunicación, que fue referente fundamental en el periodismo en Nuevo León, andar llorando por los rincones del espacio público. Se humillan solos.

(Leo mis párrafos anteriores y me disculpo: “Anda, compadre, ¿quién patea a un perro muerto?”).

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// José Jaime Ruiz

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Autor: stafflostubos
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