Por Federico Arreola
“Toca reflexionar serenamente”; todos debemos hacerlo, pero sobre todo Andrés Manuel, después de las elecciones 2021. Lo ha dicho Rayuela, de La Jornada, y es una gran verdad.
México en 2018 votó por girar a la izquierda, pero no tan a la izquierda como ha decidido ir la 4T.
La Ciudad de México, pilar de la izquierda en nuestro país, soporta muchas cosas, pero no gobernantes “progresistas” como Marcelo Ebrard, el “constructor” —más bien, destructor— de la Línea del 12 del metro, que ha funcionado poco y mal, que costó demasiado dinero y que por evidentes fallas de origen se derrumbó matando e hiriendo a decenas de personas.
Nuestro país es presidencialista, pero ya no excesivamente presidencialista, es decir, la sociedad mexicana ya no está dispuesta a entregar poder excesivo a un solo hombre, ni siquiera el más honesto, y austero de la historia, Andrés Manuel López Obrador.
Las regiones de México económicamente más pujantes —como Nuevo León y Querétaro o las alcaldías de Guadalajara, en Jalisco, o las capitalinas Miguel Hidalgo, Álvaro Obregón y Cuajimalpa, entre otras— rechazaron abiertamente algunos de los proyectos del actual gobierno de izquierda. ¿Por qué? En mi opinión porque huelen demasiado a lo que se hizo en economías absolutamente fracasadas, como algunas de Latinoamérica, cuyos modelos la gente productiva mexicana no acepta y no quiere conocer ni de lejos.
El mal manejo de la pandemia tenía que cobrar la fractura. Mucho se divirtió Hugo López-Gatell jugando a la politiquería con su “estrategia” de combate al covid-19, hoy la gente le recuerda que no resultó gracioso nada de lo que hizo.
Y sin embargo…
La 4T ganó más gubernaturas y más diputaciones que la oposición. No las que necesitaba para consolidar su proyecto, pero sí suficientes como para seguir avanzando, si así lo desea Andrés Manuel, en la ruta correcta.
La gente, muchísima, que votó por Morena y sus partidos aliados sigue creyendo que:
√ Andrés Manuel es un político confiable por su ejemplar honestidad personal.
√ Lo fundamental del gobierno de AMLO —el combate a la pobreza— debe conservarse durante el presente sexenio y muchos más.
√ El PRI y el PAN no han terminado de sufrir el castigo que merecen por todo el mal que hicieron a México durante tantas décadas de malos, corruptos, ineficaces gobiernos.
√ Hay confianza en que el presidente López Obrador leerá adecuadamente el mensaje de las urnas y actuará consecuencia.
¿Qué le han dicho las urnas a AMLO?
√ Que detenga el giro a la izquierda.
√ Que ya hizo lo que debía en función del mandato que recibió en 2018, pero que todo tiene límites y la 4T está a punto de rebasarlos en su camino a cada día más políticas izquierdistas, muchas de ellas ni siquiera eficaces a mediados del siglo pasado, menos aún ya tan avanzado el siglo XXI.
√ Que no debe seguir rodeado de frívolos, fantoches y pésimos administradores públicos de otros tiempos.
√ Que no deje de apoyar a los pobres, demasiados millones de seres humanos abandonados por todos los anteriores gobiernos.
√ Que Morena seguramente ganará la presidencia en 2024, pero sin que la gente le dé a ese partido y a su proyecto más cheques en blanco.
√ Que las minorías que poco ha escuchado la izquierda en el poder, no son tan minoritarias y sabrán expresarse en voz alta, para bien de la democracia mexicana, en lo que le queda de vida al sexenio del presidente honesto a quien tanto he apoyado, precisamente por su honestidad.
Y sí, sigo diciendo: ¡Es un honor estar con Obrador! Pero Andrés Manuel debe leer el mensaje de las urnas, claro que debe hacerlo.