Por Obed Campos.
“…y al atardecer llueven meteoritos…”
Añoralgias. Zamba Catástrofe. Les Luthiers
Olvidemos por un momento los rumores, que fácilmente se pueden revolver con guerra sucia de que si las facturas o las relaciones familiares con los narcos o las borracheras hasta que despunta el alba.
La ley mexicana es muy clara y cualquier ciudadano con sus derechos bien puestos puede aspirar y llegar a ocupar el cargo público que se le antoje… siempre y cuando le alcancen los fondos para la campaña.
Pero, como digo en el titular de este texto, ahora que andan con que ya Samuel es el nuevo gobernador de Nuevo León y que arrasó, tal y como lo había prometido, García Sepúlveda no puede ser tan mal gobernante.
Como le digo, olvidemos o quitémosle sus defectos, aunque sea por un momento…
Porque si va a gobernar encerrado entre las cuatro paredes de la cantera rosa de la que está hecho el Palacio de Gobierno, créame, que ya valió.
Tampoco podrá salir con que con consultar en Google va a tener un diagnóstico preciso del estado de las cosas en la sociedad.
Igual, no podrá pedir un medidor de esos por catálogo.
Y es que es cierto, Samuel pudo ganar por muchas razones, su juventud incluida.
Tiene la oportunidad que no se le da a cualquier mortal: la de redimirse y dejar el mayor de sus pecados, la soberbia, a un lado.
Su machismo y otras curiosidades pueden cocerse aparte.
Ojalá y su familia, comenzando por su padre, lo dejen operar.
Pero principalmente ojalá y no decepcione a tantos y tantos jóvenes que votaron por él, porque entonces sí, la tercera es la vencida y Nuevo León, no aguanta una más.