Por Félix Cortés Camarillo.
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El descubrimiento de nosotros mismos
se manifiesta como un sabernos solos;
entre el mundo y nosotros
se abre una impalpable, transparente muralla:
la de nuestra conciencia.
Octavio Paz, 1950
Al presidente López se le acaban los dedos de ambas manos para contar la gente de pensamiento digna de confiar en México. Periódico diario sólo hay uno en el país, La Jornada; actores que secunden el proyecto del presidente López, media docena. Por cierto, muy buenos actores cuya postura política no demerita su desempeño en la escena o ante las cámaras. Intelectuales de valor según su juicio, no pudo nombrar a diez.
Es la teoría de la conspiración. El compló. Todo es un movimiento coordinado de los que no pensamos como él, y que somos capitaneados por Héctor Aguilar Camín, hombre de buenas letras, para que abandone el alto mando. Si fuera cierta esa capitanía tampoco me daría por ofendido, pero esta obsesión paranoica sólo existe en la mente evidentemente enferma, del presidente de México.
Lo cual no limita su astucia.
López Obrador entiende perfectamente el sentido que Pascal da al concepto diversión. La diversión, dice Blaise Pascal, nos impide pensar en nosotros mismos y sin ella caeríamos en el fastidio y de ahí a buscar una salida de esa situación. Pan y circo, había dicho antes Juvenal.
La estrategia del presidente López es acomodar en la feria de sus soliloquios mañaneros, diferentes figuras a las que dispara balas supuestamente destructivas para la diversión de los mexicanos. Así, los va turnando: el siempre presente neoliberalismo, con cualquiera de sus apellidos, los intelectuales orgánicos, Claudio X. González -a quien invitó a Palacio a una reunión con Das Kapital- los medios tradicionales, la radio y la televisión toda, las organizaciones no gubernamentales, la Suprema Corte de Justicia, el INE, el INEGI, la lista es larga.
Individuos o instituciones van siendo formados a diario para ser blanco de su apasionado disparo. Frecuentemente con pruebas documentales “¿no tienes ahí el video donde Aguilar me insulta?”. Cataplún, aparece; la tecnología es chingona.
Agotada la munición en contra de la clase media, a la que confesó pertenecer desde la casa del estudiante tabasqueño en la calle Violeta de la colonia Guerrero, la ofensiva del solitario en su laberinto es la gente del pensar. Si, como reconoció el otro día, la clase media es muy difícil de convencer, la gente que lo define, como lo hizo Paz, es imposible de acceder.
La soledad, aun cuando se comparte con alguien, debe ser muy dolorosa.
PARA LA MAÑANERA (porque no me dejan entrar sin tapabocas): Con todo respeto, señor Presidente: con el desplome de Sheinbaum y Ebrard que iban en la línea 12, rumbo a la sucesión ¿a usted sólo le quedaron Juan Ramón de la Fuente y Esteban Moctezuma, que vienen del neoliberalismo de Zedillo? Por favor…