Por Obed Campos
Pocos observadores políticos han volteado a ver lo que está sucediendo en el municipio de García, Nuevo León, la otrora “Casa de El Bronco”.
Y no lo decimos porque el gobernador se haya cambiado de domicilio, sino porque el partido del presidente López Obrador está a punto de convertir a ese municipio en su bastión político en el estado, fuera del municipio de Escobedo, que se sabe que no es de Morena sino de Clara Luz Flores.
¿Cómo es esto? Ah, muy simple, Manuel González, el ex secretario de gobierno, fue humillado en las pasadas elecciones cuando buscaba ser diputado federal del Distrito 7, con cabecera precisamente en ese municipio de García por el PAN.
El Distrito 20 local, fue arrebatado por la coalición encabezada por Morena con el candidato Raúl Lozano, quien ganó con cierta facilidad.
Para que pueda llevarse a cabo el carro completo en favor de Morena y su operador, Pancho Cerda y sus ambiciones políticas, la disputa legal se está encaminando a la anulación de los pasados comicios en la alcaldía del municipio de García, conllevando a una nueva elección en la que me dicen que el coordinador general de la campaña en favor de la aguerrida candidata Claudia Lozano, sería precisamente Pancho Cerda.
De Pancho Cerda, ya sabemos su demostrada capacidad para operar políticamente.
Tanto es así, que gente del municipio que encabeza el aún alcalde Carlos Guevara, anda en busca de tender un puente con él, pero Pancho Cerda ha echado abajo todo andamiaje, o puente con Guevara, dada la lealtad que le tiene al partido del presidente y a la candidata, a quien se dice, lo une fuerte amistad.
De ella, de la candidata morenista, Claudia Lozano, podemos decir que ha sido una grata sorpresa, tanto como postulante como defensora de los derechos de los ciudadanos de García, toda una bocanada de aire fresco en la política, no solo de ese municipio, sino del estado de Nuevo León completo.
De modo que Morena podría presumir, en los siguientes meses, tener su bastión político en ese emblemático e histórico municipio de García, lo cual le robaría una sonrisa al inquilino de Palacio Nacional.