Por Félix Cortés Camarillo.
felixcortescama@gmail.com
El presidente López anunció el miércoles la creación de una empresa que supuestamente se llamará GasBienestar, y que se encargará de distribuir el LicuadoPropeno, que se le conoce como LP a precio razonable. Lo que quiera significar en el idioma del presidente la palabra razonable. Estamos frente al mismo enigma del gasolinazo: su precio nunca va a aumentar en términos reales, eso quiere decir menos que la inflación, que por lo pronto anda a seis por ciento.
Y resulta que el esquema es el mismo. El gas que consumimos en México, como las gasolinas, se compra en Texas. Los precios por litro no los fija el concesionario de la gasolinera de la esquina. El gas se extrae directamente del suelo, muy poco, o es el primer producto de las refinerías del petróleo en crudo. México no saca un soplo de gas de la cuenca de Burgos, que recorre como si fuera el narcotráfico, la frontera entre Tamaulipas, Nuevo León y Coahuila, pero por debajo, ni de un solo barril de crudo que se impuso como límite, dos millones de ellos, en sus refinerías. Mientras los carros en el mundo son eléctricos.
Según la política económica del presidente López, los mexicanos debiéramos cocinar como mi mamá, con kerosena, la peor de las gasolinas disponibles que se teñía en mi niñez de verde o de morado, creo que para moderar el precio.
Al través de PEMEX el estado va a comercializar cuando pueda los cilindros de gas LP y el abasto a nuestros tanques estacionarios. El daño a nuestros bolsillos, ya sea directamente o por vía del presupuesto que es nuestro dinero común, será inevitable.
Parece que el presidente López también lo es.
PARA LA MAÑANERA (porque no me dejan entrar sin tapaboca): Con todo respeto, señor presidente, páguele a su vocera de los mentideros periodísticos de los miércoles un curso de alfabetización. Puede que las estupideces que dice, las diga mejor.