Por Obed Campos
Leo en una nota de prensa local que la policía de Apodaca, Nuevo León, detectó una casa ubicada en la colonia Nuevo Amanecer donde se mantenían “resguardados” a 77 migrantes, entre los que se encontraban varios menores de edad. El sueño de los indocumentados originarios de Honduras, Guatemala y El Salvador, se vio frustrado por la autoridad mexicana y fueron trasladados a las instalaciones del Instituto Nacional de Migración.
Me queda anotar que los periodistas tenemos que ser “amables” con el lenguaje que usemos en estos casos y en vez de decir que “fueron detenidos” hay que apuntar “que fueron rescatados”, como si a esos hombres, mujeres y niños les encantara la idea de que los regresen a sus países de origen, de donde salieron por el hambre o el miedo o los dos… Y con grandes costos en dólares de un pasaje generalmente pagado a delincuentes.
Ha habido un incremento en la llegada de migrantes a Nuevo León, muchos de ellos menores de 18 años y familias completas, quienes acuden a instituciones como la Casa INDI, en busca de ayuda, apuntó Antonio González, directivo de esa benemérita institución.
Y los casos para aflojar las lágrimas de cualquiera, como el de Julio, un padre soltero originario de Honduras quien junto a sus hijos busca una mejor calidad de vida, abundan.
Mientras tanto, la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Nuevo León, que encabeza Olga Susana Méndez Arellano, hizo un llamado al Instituto Nacional de Migración para que deje de vulnerar a los migrantes, luego de que en el albergue ubicado en la colonia Josefa Zozaya en Guadalupe no se cuenta con las medidas necesarias para prevenir el Covid-19.
Menos hay atención médica, psicológica o consular.
Desde la comodidad y la calefacción del púlpito mañanero, Andrés Manuel López Obrador llamó a cuidar a los migrantes, porque, como quien descubre el agua caliente, dijo que corren riesgos al llegar al norte del país.
Por su parte Marcelo Ebrard, quien es secretario de Relaciones Exteriores, recordó que el pasado 31 de agosto en el municipio de Cadereyta, en un trabajo coordinado con el Instituto Nacional de Migración, ministeriales, Fuerza Civil y Guardia Nacional “rescataron” a 327 migrantes con más de un centenar de menores, cuando estaban hacinados en una casa.
Pero ni la de Derechos Humanos, ni el presidente, ni Ebrard, tocan con el pétalo de una mención a quienes están atrás de este gran e inhumano movimiento de gente por miles de kilómetros y tanto y tanto peligro.
Nada se ha dicho de qué se va a hacer para averiguar quienes son los organizadores de las caravanas y quienes encabezan las bandas de “pateros” como también se les llama en el argot policíaco.