En una aterradora muestra de lo que pudo haber pasado en México, de continuar con la política privatizadora de las energías, el sector eléctrico pone contra la pared al Gobierno español, al darse a conocer la reacción del Foro Nuclear, una de las patronales que aglutina a Naturgy, EDP, Endesa e Iberdrola, las cuatro grandes del mercado energético español, que ha amenazado con detener la producción de las centrales nucleares del país si el Ejecutivo continúa con las medidas anunciadas el martes 14 de septiembre por el Gobierno de España para reducir la factura de la luz, después de meses de escalada alcista de los precios, que han batido el récord máximo histórico en numerosas ocasiones.
Y es que el Gobierno de aquel país, en una tibia medida que no atiende los problemas de fondo ni pretende “meter en cintura” a las empresas privadas generadoras de electricidad, anunció de que se recortarán 2 mil 600 millones de euros a las compañías de los beneficios extraordinarios que reciben ligados a los derechos de emisión de CO2 de aquellas tecnologías ajenas al gas.
El Foro Nuclear sostiene que esta normativa no debe aplicarse a esta energía, porque, aún siendo de aplicación temporal, “ahonda aún más en la penalización a la generación eléctrica de origen nuclear”, por lo que amenazaron con detener la producción de las centrales nucleares del país si el Ejecutivo saca adelante esta legislación tal y cómo está planteada en la actualidad.
La patronal solicita, mediante un comunicado que, de aprobarse, no se aplique de forma retroactiva, pues los reactores serían inviables económica y financieramente y “abocarían al cese anticipado de la actividad”. En este sentido, recuerdan también la “excesiva presión fiscal” y los 3 mil millones de euros que tienen previstos en calidad de inversiones hasta el cese de la actividad en 2035.
Asimismo, apuntan que no habrían solicitado la renovación de las autorizaciones de las centrales nucleares, “varias de ellas muy recientes”, si hubiera estado este proyecto de ley en vigor, y que, en el caso de su aprobación, el precio de venta real de la generación eléctrica nuclear “no debería ser inferior a 57-60 euros el megavatio hora”, lo que supone una elevación de los precios actuales.
En una descarada amenaza, el presidente del Foro de la Industria Nuclear Española, Ignacio Araluce, señala que el “cese anticipado” de la tecnología que más electricidad produce en España “conduciría a un cierre desordenado de la generación nuclear y a la consiguiente pérdida de puestos de trabajo y tejido industrial”, sin siquiera considerar moderar los abusivos beneficios que obtienen, y agrega que esto “supondría una mayor dependencia energética del exterior y un incremento en la volatidad del precio en el mercado mayorista”.
Las consecuencias de la privatización de la generación y distribución de la energía eléctrica son aplastantes para el español común, que ha visto como han pasado de pagar a 43 euros el megavatio hora (MWh), que representan unos mil pesos mexicanos, el verano del año pasado, a tener que desembolsar un promedio de 172 euros por megavatio hora, o alrededor de 4 mil pesos, pero con picos que llegan hasta los 198 euros.
Es importante mencionar que la privatización se dio durante el gobierno de Jose María Aznar, quien, junto con gran parte de su gabinete, al terminar su mandato, pasaron directamente a los consejos de administración de las empresas beneficiadas, tal como pasó en México con Felipe Calderón, quien inició la apertura de la generación eléctrica a manos privadas, beneficiando principalmente a Iberdrola, para que después de su administración pública, ocupar un asiento en el consejo de administración de esa empresa.
Y es por eso que, apenas el pasado 2 de septiembre, durante la conferencia mañanera, el Presidente Andrés Manuel López Obrador hizo énfasis en el considerable aumento de la electricidad y los combustibles que han azotado al pueblo español, mimos de los que son culpables directas e ineludibles las empresas de generación y distribución de energía, esas empresas que eran tan consentidas en los gobiernos mexicanos anteriores.
“En España lo que hay, con todo respeto, es que está aumentando mucho el precio de la luz y de los combustibles y hay inconformidad y son las empresas que también aquí eran preferidas, predilectas”, dijo entonces el Jefe del Ejecutivo.