Por Francisco Tijerina Elguezabal
“Invertir en conocimientos produce siempre los mejores beneficios.” Benjamin Franklin
No sé qué es peor, si un político que realiza actos criminales por comisión, por omisión o por falta de visión.
“Haiga sido como haiga sido”, Miguel Treviño terminó ejecutando un acto criminal por cualquiera de las dos segundas y al convertirlo en un hecho por la primera, al despedir a los maestros de música, danza y teatro de la Casa de la Cultura de la colonia Palo Blanco en San Pedro, además de “desaparecer” a la Banda de Música Municipal al quitarles a su director y tirar sus uniformes y materiales a la calle.
El brazo ejecutor que realizó la acción de la que necesariamente Miguel Treviño tuvo que estar enterado, aprovechó la oscuridad de la noche del pasado 15 de septiembre (vaya día más significativo) para dejar a las puertas de la Casa de la Cultura uniformes, fotografías, historia, partituras de la banda, así como del grupo de bastoneras.
Tuve el privilegio de estudiar música gracias al esfuerzo de mis padres que con enormes sacrificios pagaron mi enseñanza y a la bondad y cariño de mi maestro, el profesor Inocencio Rodríguez Martínez, que a la muerte de mi padre prácticamente me becó para seguir adelante.
Por eso conozco y sé del valor que tiene la música en la formación de las personas. He sido testigo, en más de una ocasión, de la manera en que puede transformar vidas e historias; ella, como el teatro o la danza, pueden aportarte cimientos de disciplina, perseverancia y actitud, que a la larga terminan por marcar una vida recta y plena de valores, como lo hacen también las disciplinas deportivas.
Por eso no alcanzo a comprender la lógica obtusa, miope y tonta de un alcalde falto de visión y carente de talento que es capaz de atentar contra la formación de buenos ciudadanos. Porque en esos talleres y esa banda se atendía fundamentalmente a niños y jóvenes que de otra manera dedicarán su tiempo libre no a la práctica y ensayo de un instrumento, sino a estar en las calles y ser presa fácil de los vicios y las malas compañías.
Alguien tendría que enseñarle al alcalde sampetrino que existe la inversión social y que ella es sumamente necesaria para el desarrollo de una comunidad. Miguel Treviño ha dejado claro que no lo entiende, no le sabe y es un funcionario público carente de sensibilidad y talento para dirigir los destinos de una ciudad como San Pedro, que no sólo requiere de calles y parques bonitos o de camiones que pasen por la basura y policías, sino atender lo más importante: el futuro.
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