Por Obed Campos
Confieso: el título de esta columna que inaugura el mes de octubre y cierra el no tan celebrado septiembre, se lo robé al texto de mi siempre admirado compadre José Francisco “Pancho” Villarreal, quien sí sabe hacer disertaciones filosóficas y no como otros, que como yo, somos más de oficio picateclas.
La frase “Callarse la boca y lavarse las manos ante la injusticia” me pegó quizás porque me recordó otra de la que no me da la memoria, que señala que es más peligroso el que no hace nada ante la maldad que el malo en sí.
En su diatriba filosófica Pancho toca el tema delicado y que a todos nos estremeció anoche: no tenía ni 12 horas en el cargo, y unos patanes, que no pueden ser calificados como “comando”, asesinaron cobardemente en su casa al joven Roberto Julián Sáenz Garza, de 33 años, quien se iba a hacer cargo de dirigir la policía de Cadereyta Jiménez, Nuevo León, bajo el mando del secretario de Seguridad Pública, también nombrado ayer, Juan Carlos Galván.
“Ahora mismo estamos expectantes ante los cambios de poderes municipales en Nuevo León…” Apunta Pancho, y cómo no vamos a estar expectantes ante la fiereza de los poderes fácticos, como el de esos apestosos delincuentes, frente a un debilucho sistema de justicia que como en todo el país, ya vimos que funciona para tres cosas.
Pero no puede uno nada más callarse la boca y pegarle al Pilatos lavándonos las manos frente a las injusticias.
Más con el régimen “fosfo-fosfo”, naif, infantil y muy del estilo Barbie y Ken que se nos viene encima a los nuevoleoneses, que, como ya lo dije en otras ocasiones, pasaremos del Libro Vaquero a una edición tercermundista y chafa de Vanidades.
COMO REGIDORA CANTA MUY BIEN
Tengo el honor de ser amigo de Marla Azucena Treviño Cantú, una dama con una voz privilegiada y una vocación inquebrantable por el servicio público. Mi amiga es la Quinta Regidora del Republicano Ayuntamiento de la vecina república de Apodaca, y créanme lo que les digo: va a brillar por sus resultados.
ACAPULCO TIERRA DE NADIE
El incendio por parte de un grupo delincuencial de la discoteca Baby’O no solamente pone de manifiesto quién manda en ese otrora paraíso, sino que da cuenta de la incompetencia de la familia Salgado para gobernar Guerrero.
La disco estaba cerrada desde hace 18meses a consecuencia de la pandemia por Covid-19, que si no, la tragedia habría sido el émulo acapulqueño del Casino Royale de Monterrey.
Se ve que el caprichito de dejar en la gubernatura a Evelyn Salgado, hija del supuesto “hombre fuerte”, el borracho Félix Salgado Macedonio, le va a traer facturas muy caras a la autoproclamada transformación de cuarta.