Por Francisco Tijerina Elguezabal
“La libertad supone responsabilidad. Por eso la mayor parte de los hombres la temen tanto.” // George Bernard Shaw
A unos días de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha ordenado a los concesionarios de radio y televisión del país diferenciar claramente lo que es información de lo que es opinión en sus contenidos, deberíamos preguntarnos sobre lo que ocurre en otros medios como los impresos y las redes sociales sobre este asunto.
Y es que muchas veces en la difusión de noticias, los medios dan espacio a que cualquier persona pueda emitir sus opiniones y hasta ahí queda claro el concepto de la división de contenidos, más sin embargo el hecho de que se trate de un comentario hecho por un tercero no debería eximir de responsabilidad al medio, por lo que resulta necesario el reglamentar estos hechos.
Todos estamos de acuerdo en la necesidad de proteger la libertad de expresión, pero también debemos aceptar que esa libertad implica la responsabilidad de impedir que se llegue al libertinaje, sobre todo cuando quienes cometen excesos lo hacen desde la comodidad del anonimato de un “nick” o sobrenombre.
Pongo un ejemplo:
El domingo por la mañana un hombre acudió a una televisora y al llegar pidió hablar con un reportero porque, según dijo, temía que algo le ocurriese. El guardia encargado del acceso le pidió dejara sus datos pues en ese momento los reporteros andaban cubriendo informaciones, sin embargo un conductor-reportero salía en ese momento y se hizo cargo del asunto, dialogando con el sujeto a quien le explicó que iba de salida, pero que con gusto tomaría nota de sus datos para ponerse en contacto en unas horas, concluyendo el diálogo y frente a los ojos del periodista el hombre se pegó un tiro en la sien, muriendo instantáneamente.
Unas horas después, al dar cuenta de lo ocurrido, otro medio de comunicación relató los hechos e incluyó en su noticia el nombre de un conocido conductor deportivo, cuya identidad se había rumorado pudiese ser la del suicida. No era así y el locutor de deportes, ante la avalancha de llamadas que recibió, se puso en contacto con el medio para pedir la aclaración pertinente, la cual se hizo en el cuerpo de la propia nota, negando que fuese él quien se quitó la vida.
Pero la historia no terminó ahí. Horas más adelante, ya dentro de los “comentarios” que hacen los usuarios, algún “simpático” escribió: “Se fue fulano de tal Q.E.P.D.”, escribiendo el nombre de un conductor de noticieros de esa televisora, lo cual tampoco era cierto.
El colmo vino cuando otro usuario, pasado de “simpático” escribió una truculenta historia: “Me dicen que se trata de Mengano de Tal, quien fuera despedido de su trabajo como (el puesto directivo que ocupa), le dieron las gracias ayer y hoy quiso negociar con sus superiores, lo relacionaron sentimentalmente con una muchacha (compañera de labores), llego en estado inconveniente, no lo quisieron atender y decidió quitarse la vida. QEPD Mengano”.
La versión tampoco era verdad, pero resulta asombrosa la cantidad de veneno que conlleva. No sólo presuntamente se suicidó, lo habían despedido por tener una relación con una compañera y llegó borracho a pedir que lo recontrataran, ¡vaya tela!
Lo peor del caso es que “Mengano” es un ex trabajador del propio medio en el que se difundió el rumor, de forma que era más que sencillo corroborar el comentario, pero hasta ayer aún seguía ahí.
Cuando se trata de evidentes infundios, que no opiniones, los medios deben actuar con responsabilidad y suprimir aquellos que lastiman a las personas y sus familias.
Actuemos con responsabilidad y evitemos que la libertad y la posibilidad del ejercicio circular de la comunicación caigan en el libertinaje.
ftijerin@rtvnews.com