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#TodosSomosLoret… #NingunoEsHeberLópez

Por José Jaime Ruiz

@ruizjosejaime

La vigente discusión del círculo rojo nacional parte de una falsedad: Carlos Loret de Mola es periodista. Carlos lo fue, ya no lo es. Loret de Mola es un activo de los adversarios del presidente constitucional Andrés Manuel López Obrador. No periodista, colaboracionista y, como tal, cobra bien por servicios y vicios prestados. Los señalamientos del presidente desnudan la actividad (des) informativa del empleado de Latinus; no son una amenaza, menos un ataque a la libertad de expresión ni a la libertad de prensa. Hasta ahora el gobierno de la 4T ni ha censurado ni ha perseguido a ningún periodista, ni siquiera a los (des) informadores.

Desgarrar vestiduras y victimizarse en una fantasiosa persecución a periodistas y a la libertad de prensa, suena superfluo en un país donde los verdaderos periodistas son asesinados por los poderes fácticos regionales y por el crimen organizado. En un exabrupto clasista (en la información y desinformación también hay clases sociales), Loret de Mola se queja de que con lo dicho en la mañanera por Andrés Manuel López Obrador, lo ha puesto a él y a su familia a merced de la delincuencia. La criminalidad que le preocupa a Carlos es la de los secuestradores, no la de los criminales que abaten a los periodistas en México.

Héctor Aguilar Camín acertó al escribir sobre el reportaje de Mexicanos en Contra de la Corrupción y la Impunidad y de Latinus sobre el modo de vida del hijo del presidente, José Ramón López Beltrán: “Puede discutirse el reportaje, su precisión o su contundencia”. En efecto, el “reportaje” no demuestra lo esencial: que exista tráfico de influencias entre el hijo de López Obrador y contratos de Pemex con la empresa Baker Hughes. En el periodismo sospechar no es evidenciar a menos que se asuma, como los adversarios de López Obrador, que el león cree que todos son de su condición. ¿Qué evidencia el “reportaje”? Un modo de vida, no más.

Por lo anterior, es absurda la sentencia de Aguilar Camín: “Lo indiscutible es la contradicción que hay entre la prédica pobrista del primer mandatario y el estilo de junior apetente de su hijo”. Lo discutible es está “lógica” patriarcal en la cual los hijos tienen que reproducir la profesión, el oficio y hasta la fe del Padre. En el fondo, lo que se tendría que demostrar es si existe tráfico de influencias y conflicto de interés de Ramón y su esposa con Pemex y si la empresa Baker Hughes ha incumplido los contratos, como sucedió con otras empresas en los sexenios de Felipe Calderón, Vicente Fox y Enrique Peña Nieto.

El círculo rojo del “periodismo” se desgarra las vestiduras y no confecciona investiduras: credibilidad. Si #TodosEllosSonLoret… todos están jodidos porque no ganan lo que él gana anualmente y, sin embargo, defienden no la libertad de expresión sino el libertinaje de difamación.

En redes sociales se pueden leer sus exabruptos. Como Héctor de Mauleón: “El presidente de la división logró unir a un gremio que se caracteriza por su desunión, e hizo que se congregara la sociedad civil en un ejercicio impresionante: más de 60 mil personas en un Space, repudiando el abuso de poder y el autoritarismo. Por fin, algo se les rompió ayer”.

En realidad, López Obrador no dividió; taxidermista, diseccionó: los que apoyan la falta de contundencia periodística e imprecisiones de Loret de Mola (sus montajes)  y los que critican que a un impostor, como Carlos, se llame y lo llamen periodista. ¿Unir a un gremio? De Mauleón, ¡por favor!

Hace unos días hubo otra ejecución, ahora en Oaxaca. Heber López es el quinto periodista asesinado consecutivamente en lo que va del 2022 en México, informó MILENIO. José Luis Gamboa fue asesinado el 10 de enero en Veracruz. Una semana después, el 17 de enero, fue asesinado el foto periodista Margarito Martínez, acribillado en Tijuana. Apenas unos días después también fue acribillada en Tijuana Lourdes Maldonado y, antes de que terminara enero, el día 31, Roberto Toledo fue asesinado en Michoacán.

No hay intimidación ni persecución ni violencia de Andrés Manuel en contra de Carlos. La discusión que desean imponer sus corifeos sólo existe en un segmento del círculo rojo. Desde la comodidad de sus oficinas en Miami, Nueva York o la Ciudad de México, para los vociferantes defensores de Loret de Mola no existen los periodistas ejecutados. Todos ellos son Loret de Mola; ninguno, Heber López. Los “guardianes de la libertad” (siguiendo a Chomsky) visibilizan “víctimas dignas” y hacen invisibles a “víctimas indignas”. Delicados, exquisitos: no mamen.

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// José Jaime Ruiz

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Autor: stafflostubos
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