Por Félix Cortés Camarillo
El viernes pasado la democracia norteamericana, líder en este lado del mundo, sufrió un retroceso de cincuenta años cuando la Suprema Corte decidió anular la decisión de esa misma corte en 1973, en el caso conocido como Roe Vs. Wade, que garantizaba el derecho de las mujeres norteamericanas de acceder legalmente al aborto. Yo digo cincuenta años, a partir de esa decisión; el presidente Biden dijo que siglo y medio, pero ya sabemos como son exagerados los presidentes. No obstante, tal vez tenga razón, como veremos más adelante.
El tema del aborto es uno de los que más profundamente divide la opinión de los norteamericanos, y en general de la mayoría de las sociedades occidentales. Hoy, con la herida más reciente, 6 de cada 10 gringos están en contra de la decisión de la nueva Suprema Corte.
En el tema, mi postura es clara y relativamente firme. Creo que la mujer, a partir de cierta edad de criterio, es dueña de su cuerpo y puede, aunque a algunos incluyéndome no les guste, hacer lo que se le da su regalada gana. Puede tatuarlo, compartirlo con hombre o mujer, muchos sucesivos hombres conocidos o no, castigarlo con obesidad o. bulimia, y las barbaridades conocidas y por conocer. Incluyendo la suspensión de un embarazo, deseado o no. Arturo Pérez-Reverte, escritor español dice que el aborto es un asunto de las mujeres y que las mujeres deben decidir. Si los hombres se embarazaran, afirma, habría poca discusión.
Respecto al aborto tuve una charla con Bertha, mi mujer, que no comparte mi punto. Ella dice que en este tiempo, cuando la información y los instrumentos para impedir que la mujer se embarace abundan, la que lo hace, en su mayoría no es por ignorancia. Es porque quiere o porque simplemente le vale madre. Su irresponsabilidad debiera afrontar como castigo la molestia de la preñez, los dolores del parto y la enorme pena de tener que entregar a su hijo a otras manos, o verlo crecer convertido en una persona no deseada y por tanto indeseable. Tiene algo de razón.
Joe Biden tiene también razón cuando afirma que el retroceso es de 150 años. Me explico: La Suprema Corte de los Estados Unidos está compuesta por 9 miembros vitalicios, nombrados por el Presidente y aprobados por el Senado. De los actuales integrantes, tres fueron designados por los Bush padre e hijo, uno por Clinton, dos por Obama y tres por Trump en cuatro años de ejercicio. Las votaciones 5-4 o 6-3 en favor de los conservadores está sellada por una generación entera. Amy Barret, la última nombrada por Trump, es una chamaca de 50 años.
Hay que decir, entre paréntesis, que la decisión del Supremo no prohíbe el aborto: lo deja a discreción de las gobernanzas de cada estado. Un tercio de los 50 estados, entre ellos California y Nueva York, seguirán permitiendo el aborto y las mujeres en ese trance viajarán a ellos. Texas, a los cinco minutos de conocida la decisión, adelantó las leyes que cierran las clínicas abortivas y persiguen salvajemente a las mujeres en esa situación.
El argumento de los opositores a la decisión fue el principio Stare Decisis et non Quieta Movere. En castellano, dejar las cosas como están. En legal, precedente de casos anteriores: jurisprudencia, respetar las decisiones previas. El principio viene del Common Law británico, pero se conserva en otra modalidad en los esquemas jurídicos que se basan en el sistema romano francés, como en México. En el primero, el antecedente manda en el caso; en el segundo, es el criterio de los jueces actuales, sin olvidar precedencia.
Siendo así, la actual Suprema Corte de Estados Unidos tiene ya en la mira la revisión y anulación de decisiones tomadas antes en otros casos importantes, como los derechos de homosexuales, la integración racial, la producción y venta de anticonceptivos, el matrimonio de parejas del mismo sexo, o el paso de un estado a otro con la intención de abortar, para empezar.
Los Estados Unidos, cuna y emblema de la democracia americana, ha metido reversa. Muy al estilo del presidente López de nuestras tierras, todos los avances en favor de la democracia deben ser destruidos, simplemente porque fueron alcanzados por los antecesores. Y así se llaman progresistas.
PILÓN PARA LA MAÑANERA (porque no me dejan entrar sin tapabocas): El Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública es un ente muy importante: tiene a su cargo primario el compilar y dar a conocer las cifras de los avances y retrocesos en materia de seguridad y crimen en el país. Hasta ahora, ha sido la fuente que documenta las mentiras del presidente López cuando trata del imbatible avance de la delincuencia, dando “otros datos”. La semana pasada hubo en Nuevo León una catarata de entusiasmo porque la titularidad de ese secretariado le fue obsequiada a la esposa de Abel Guerra, ex alcaldesa de Escobedo, Clara Luz Flores, quien había merecido elogios por su manejo de las policías en su pueblo. Ojalá que esa trayectoria eficiente siga, y que la nuevoleonesa no se convierta en tapadera de los datos crueles de la criminalidad en nuestro país, como pretende López Obrador.
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